No importa si estamos amargadas por algo, o nos sentimos de lo más contentas, el hecho de recibir una buena noticia, de esas que te llenan la cara de felicidad y te ponen los ojos brillosos, es simplemente increíble; sobre todo, si es algo que estabas esperando hace tiempo.
Te llenas de una alegría interna que irradias sin excepción y bien notoriamente al resto, una alegría que hasta hace que te veas más linda.
Una noticia que te hace despertar y acostarte feliz, que te quita la concentración de todo y que te mantiene con una sensación bacán por varios días. Sin ganas de pelear, sin molestarte por nada, porque el sólo hecho de pensar en esa noticia, hace que te vuelvas a llenar de felicidad.