No sé si todavía se haga, pero en mis tiempos, los paseos de curso no eran sólo salidas a la playa o ir en grupo a conocer La Moneda y el Congreso Nacional. Mi colegio también organizaba salidas a terreno a empresas, algo así como Charly en la Fábrica de Chocolate, pero en patota.
Recuerdo que conocí dos fábricas: Soprole y Bresler. A Soprole fui cuando tenía cinco años, estaba en Kinder y no sé cómo se organizó el paseo. La cosa es que ahí estábamos, puros bebés caminando en fila por los pasillos de la fábrica, tomándonos del delantal del compañerito que teníamos adelante, para no perdernos.
Me impactó mucho una especie de olla a presión gigante que tenían, llegué contándole a mi mamá de ella, que era tan gigante como mi pieza y ahí revolvían el yogurt. En esa incursión me gané un premio, si mal no recuerdo, una cajita llena de yogurt, flanes y cositas ricas.
Otra vez, cuando estaba en cuarto básico, fuimos a la fábrica de helados de Bresler. Yo estaba feliz, porque pensaba que podría comer helados bacanes, como Magnum, Calippo (ese de Einstein con frío) u otros caros y ricos. Resultó que sólo nos dieron helados Max, que eran parecidos a los Chocolitos; y de ricos y exclusivos no tenían nada.
Comí y tomé tanto helado, que cuando llegué a mi casa lo único que quería era comer algo casero, le rogué a mi mamá que me diera fideos con salsa o arroz con huevo, pero helados, ya no quería más guerra.
Eran lindos estos paseos, uno descubría de dónde vienen todas esas cosas que ve en el supermercado, se da cuenta de que hay trabajo detrás, máquinas y tecnología. Era bonito igual. No sé si se harán paseos así todavía, sé que los niños visitan museos y lugares similares, pero las fábricas tenían una mística. Ojalá lo hagan todavía.
¿Tuvieron salidas así ustedes? ¿A qué fábricas fueron?