El otro día conversaba con una amiga que me dijo que si el mundo realmente se terminara en el 2012, moriría sin un hombre al lado. Casi coincido con ella, sólo que cuento con un poco más de esperanza.
Sin embargo, definitivamente no me declaro buena para eso de mantener una relación amorosa. Al menos no por ahora. Con mis amigos es todo lo contrario, llegan a buscarme, me invitan, se ríen conmigo, a veces de mí por las tonteras que hablo, en fin… Me sorprende la facilidad que tengo para tenerlos ahí, siempre conmigo, en las buenas y en las malas. Pero llega un mino y no sé cómo explicar esa distancia que pongo.
Quizá hasta sea miedo, angustia a fracasar o que te hagan hacerlo.
A veces llega un mino que parece ser perfecto y da la sensación de que su “perfección” te va a atrapar; y por lo menos a mí, como no me gusta sentirme enganchada, me alejo. Aparte que en estos días es difícil creerse el cuento de que el contenido del envase sea tan prometedor.
Puede que varias estemos a la espera de encontrar a ese alguien con el que valga la pena “tirarse a la piscina” y nadar contra viento y marea, con la sola razón aparente de darnos el privilegio de compartir parte de nuestra vida con ese chico que nos hace sentir especial.
Quedarse hipnotizada por el miedo no es la opción. Lo peor que puede pasar es que te digan que no, y eso es el incentivo para seguir tu búsqueda. ¿Tú qué crees?