El silencio, una gran cualidad, el saber cuándo hablar y callar. ¿Se han dado cuenta que pocos son capaces de adoptar esa condición? Encuentro que es genial. En base a esto me quiero referir a los mimos, esos personajes que “saben” hacerte reír, ponerte nerviosa, e, incluso, coqueta, ya que algunos -más frescolines-, te regalan florcitas que con tanta dedicación fabrican para conseguir una paga por su trabajo; y a veces sin pedir nada a cambio, te acompañan y te dan el brazo sin importar nada.
Es liberador estar con alguien que no te incrimina con palabras y se da el tiempo de acompañarte. Sea quien sea.
Un fin de semana de paso por la playa, iba caminando con unos amigos por una terraza y ahí nos encontramos con uno, full producido con su vestuario y tenía muchas cositas interesantes en su chaqueta, que a diferencia de los mimos que recuerdo, este tenía una rutina totalmente sincronizada. Una amiga se paralizó cuando uno de ellos se acercó a nosotros, ella puso esa particular cara que casi todos adoptamos cuando nos cantan el “cumpleaños feliz”. Fue una situación incómoda y extraña, sentí que el joven mimo también se incomodó y cuando estaba por irse, lo llamamos y le regalamos unas palmeras que traíamos. Fue casi un aprendizaje de niños. Al final mi amiga le dio un abrazo y ahora cada vez que nos topamos con él, -después de su jornada de trabajo- compartimos en la arena y nos cuenta sus historias… no era la primera vez que le pasaba algo así con un grupo de gente. Mi amiga,la Dany se hizo bien “cercana” del mimo, el cual no revelaré su nombre… se podría decir que no falta mucho para que hagan una dupla y armen una nueva rutina.
Hoy aplaudo al arte callejero, ese que no discrimina y que te saca sonrisas. Ojalá se contribuyera más a expandir esto, y la gente apoyara en vez de cruzar la calle y apartarse. Y tú… ¿apoyas este tipo de arte?