A todas las mujeres nos aterra llegar a los 30. Inconscientemente sentimos que ya no hay vuelta atrás, que ya pasamos la barrera de la juventud y empieza el descenso. Creemos que se nos van a empezar a marcar las líneas de expresión, que nos va a costar mucho más mantener nuestro peso y que la vitalidad que teníamos años atrás se va a perder. No sé por qué, me imagino que por cuestiones sociales. Es más, varias de nosotras nos espantamos si es que a esa edad no estamos “comprometidas” porque juramos que ya se nos pasó el tren.
En fin, les tengo una buena noticia, llegar a los 30 no es tan malo después de todo. ¿Por qué? Porque en esta edad vivimos nuestra plenitud sexual.
Así es, entre los 30 y los 40 años estamos libres de las tensiones, temores y limitaciones de la niñez y la juventud; además de aún no sufrir el desgaste de las edades más avanzadas. Por lo tanto, cuerpo y mente sana, sumado a una afectividad equilibrada, produce una armonía en todo sentido, incluyendo el plano sexual.
Además, en esta etapa de nuestra vida, estamos más maduras y poseemos una mayor experiencia; por lo tanto, sabemos distinguir perfectamente las cosas que nos producen placer, y aquellas que nos desagradan.
Por si fuera poco, en esta edad, no tenemos miedo de un posible embarazo, ya que tenemos archi aprendido cómo manejar nuestra fertilidad. Tampoco, de contagiarnos alguna infección sexual, porque gracias a la experiencia, sabemos cómo prevenirla.
Todo esto va generando una plenitud sexual en el sexo femenino. Así que chicas, si pensaban que ahora lo estaban pasando bien, espérense a cumplir unos añitos más!