Espero no seguir sintiéndome sola en esto. No sé ustedes pero cuando hablo con alguien por teléfono siempre me imagino cómo podría ser su cara, cuando pides una pizza o cuando llamas a tu compañía de celular, mientras escucho intento estructurar en mi mente las moléculas que conforman a la persona que está del otro lado. Puede ser ocio, la verdad no me extrañaría que esa fuera mi real razón pero la curiosidad me invade cuando me toca hablar con alguien desconocido al otro lado de la línea.
Un día estaba con una amiga, las dos aburridas viendo una película y se nos ocurrió pedir algo para comer. Lo típico, una pizza. El tono de voz del chico que nos anotó el pedido era muy sexy. Creo que el alta voz del celular ayudó bastante pero tras ese intrigante "vozarrón" quisimos meterle conversa. Por supuesto como era horario de trabajo el chico sólo nos dijo que lo ubicáramos por Facebook, (¡benditas redes sociales!) y al pasar los días, nos invitó a un carrete.
Cuando lo conocimos quedamos estupefactas, era realmente, a mi parecer uno de esos guapetones universales que uno se da vuelta a mirar en la calle y sumándole lo simpático, ¡un bom bom!
Si se lo preguntan, pues no pasó nada con ese chico, sólo tenemos una gran amistad y descuentos en las pizzas, ahora que ha pasado el tiempo y con mi amiga nos acordamos, pensamos, ¿qué habría pasado si este niño hubiese sido menos atractivo? ¿Seríamos amigas de él?
Sinceramente en el día a día trato de no discriminar a las personas, de hecho el gusto por imaginármelas me hace interesarme más en conocerlas, (claro, no me pasa con todo el mundo). A lo que quiero llegar es que es genial de repente conocer gente de formas poco convencionales y hacerlo por buena onda sin esperar algo más o buscar tener a los amigos más guapos.
Las apariencias engañan y todos tenemos algo que entregar. ¿ Y qué tal, a alguna de ustedes le ha pasado algo parecido?