Me considero fan número uno de la palta, comería palta todo los días; al desayuno, once, almuerzo, en la ensalada y en todo lo que se le pueda echar palta, en serio.
Es rica, cremosa y podemos encontrarla todo el año, cosa que no pueden hacer en el extranjero, o no de la misma calidad que nuestra querida palta nacional. Además de ser versátil y apañadora, esta fruta (sí, chiquillas, es una fruta) tiene una serie de beneficios que la hacen indispensables para nuestra dieta:
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La palta tiene un alto índice de ácido fólico, necesario en las mujeres embarazadas ya que ayuda en la formación del tubo neural del feto, fortaleciendo el buen desarrollo del cerebro y la médula espinal.
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Aporta vitamina E que es de gran acción antioxidante, además reduce las probabilidades de contraer cáncer y enfermedades cardiovasculares.
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Contiene vitamina B6 que interviene en la elaboración de sustancias cerebrales que regulan el estado de ánimo, pudiendo ayudar así a personas que sufren cuadros de depresión, estrés y alteraciones del sueño... ¡Por eso nos hace tan felices!
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Fuente de vitamina A que protege la piel, ayuda a formar tejidos nerviosos y también es beneficiosa para la vista ya que fomenta la generación e pigmentos necesarios para el funcionamiento de la retina.
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Finalmente, el cuesco de la palta sirve como remedio para personas que padecen de reumatismo y mala digestión, si se prepara en distintas infusiones.
Entonces, chiquillas, ¿como no va a ser rico y sin culpas comer una palta cada vez que queramos? Ahora mismo voy por unas tostadas con mucha palta.