Siempre he sido fanática de las carteras. Grandes, chicas, cortas o bandoleras, son uno de mis accesorios favoritos, y estoy segura de que en algún momento alcancé a tener más de una veintena: todas diferentes y para distintas ocasiones. Es por eso que, debo admitir, me costó mucho entender la tendencia que empecé a ver en algunas de mis amigas, quienes cambiaban sus lindas carteras y bolsos para volver a usar mochilas, tal como cuando estábamos en el colegio.
Mi impresión era entendible: ¿qué podía tener una simple mochila, que no tuviera mi cartera regalona? Pero conversando con ellas y escuchando sus razones, comprendí que esta nueva opción puede ser más que una simple moda, y que puede convertirse en una alternativa muy interesante. Aquí les cuento qué fue lo que ellas me dijeron:
-Un tema de espacio: Aceptémoslo. Da lo mismo cuánto esfuerzo hagamos, al menos para mí es imposible salir con una carterita de cóctel. Mis carteras tienen que ser grandes, pero bien grandes, porque si no, no me cabe ni la mitad de las cosas que necesito para un día normal. Pero una cartera grande, por muy linda que sea, puede ser tanto incómoda como perjudicial para nuestra salud; cuando cargamos todo en un solo hombro, el peso se distribuye irregularmente por nuestra espalda, y puede dañar nuestra postura y provocarnos dolores desde la cabeza hacia abajo. Por el contrario, cuando usamos mochilas, el peso y el tamaño pasan a un segundo plano, ya que no sólo tenemos mucho más espacio para llevar nuestras cosas, sino que distribuimos el peso de manera uniforme por nuestros hombros, ahorrándonos varios dolores innecesarios.
- Paseo en bicicleta: muchas de las que somos ciclistas urbanas sabemos lo complicado que es llevar nuestra cartera cuando andamos sobre dos ruedas. Esto no sólo porque a veces cuesta meter nuestros bolsos en el canasto de la bici, o por lo expuestos que éstos quedan frente a manos ajenas, sino porque el peso de nuestra cartera en la parte delantera de la bicicleta puede dificultarnos el pedaleo, o incluso desestabilizarnos, provocando peligrosos accidentes. Con las mochilas, en cambio, el peso sigue estando en nuestra espalda, dejando nuestros bazos libres para maniobrar, y además nos deja pedalear a más velocidad.
-Las mochilas también pueden ser bonitas: es cierto. No hay nada más lindo que una coqueta cartera a tono con tu atuendo favorito, pero eso no significa que una mochila no pueda transformarse en un gran accesorio. Lo importante es olvidarse de esas tremendas mochilas de los años 90, y buscar en los modelos de tiendas como Lounge o Accessorize, y que mezclan tendencias como el eco cuero, el encaje y los estampados, para crear lindas mochilas que nos harán estar cómodas y a la moda.
Y ustedes, ¿se animan a cambiar sus carteras por mochilas?