No solo es mina, seca, buena onda y tiene el manso cuero. Su vida es como su carrera musical, hit tras hit. Empezó con las Destiny's Child y la fama fue instantánea. Luego se lanzó al mundo como solista. Entremedio de casó con Jay Z, uno de los músicos y productores más influyentes del último tiempo y, para rematar, tuvieron una hija exquisita: Blue Ivy.
Hace unos días, haciendo zapping, justo pasé por HBO y estaba empezando el documental "Beyonce, Life is But a Dream". Lo empecé a ver sin muchas expectativas, porque una amiga me había contado que lo produjo ella misma, por lo tanto, algún arreglín de imagen tendría que haber.
Obviamente, cada palabra, cada declaración y cada escena deben haber estado fríamente calculadas para que nos quedemos con la idea de que Beyoncé es TODO lo que queremos que sea, dejándonos lo suficientemente enganchados e interesados en sus próximos pasos. No obstante, me gusta pensar que lo que vi es verdad y que ella es así de bacán. Onda “Fierce/Bacán”. Porque si hay algo que ni la edición más inteligente puede manejar es lo que proyecta cuando canta, cuando habla y cuando se mueve. Eso es pura fuerza, pura pasión, pura ferocidad.
El film mezclaba cámaras profesionales con grabaciones caseras de Beyoncé en su casa, mientras estaba de gira o cuando ensayaba. Además de una entrevista en la que se veía relajada, sentada sobre un sofá (que se veía demasiado cómodo), casi sin maquillaje, contando todas esas cosas que no vemos por la tele. Por ejemplo, cuando tuvo que romper profesionalmente con su papá, porque necesitaba separar la familia del trabajo, sus reflexiones sobre la fama, su infancia y su relación con sus hermanas.
La parte más emocionante del documental, lejos, fue cuando habló sobre el aborto espontáneo de su primer hijo y cómo la música le sirvió de terapia y compuso la canción más triste de su vida. Que cuenta como, de un día para otro, ya no hubo más latidos.
Sin embargo, uno de mis momentos favoritos es cuando, aunque ya todos sospechaban, ella aún no entregaba la noticia oficial de su nuevo embarazo, por miedo a que le pasara lo de la primera vez. Entonces, al final de una presentación increíble en los MTV VMA's, ella termina de cantar “Love On Top”, deja caer el micrófono al suelo y abre su chaqueta de lentejuelas para mostrar orgullosa su guatita, mientras en el público se ve a Jay Z emocionado y a Kanye West abrazándolo y felicitándolo. Fue ahí cuando más la amé. (¡Pueden ver el video más abajo!).
Ok. Beyoncé tiene el poder para convertirse a sí misma en un mito o en lo que quiera. Pero no todas tienen el poder de hacernos sentir así de mujeres cuando escuchamos cualquiera de sus discos o vamos a sus conciertos. Y sí, puede que sea solo un puñado de canciones Pop y R&b, pero interpretadas por la Diosa que todas quisiéramos ser.