Siempre los hombres que forman parte de mi vida han parecido ser más despistados que las mujeres. Cuando les presento a alguna amiga ellos siempre terminan diciendo: “parece que vi a tu amiga el otro día en la calle pero no estoy 100% seguro si era ella”.
Bueno ahora existe un estudio canadiense que avala esta teoría. Los especialistas demostraron que las mujeres pasan más tiempo estudiando las facciones de las personas con las que hablan y que la manera en que dirigimos nuestra mirada en un rostro nuevo nos permite reconocerlo después.
Según la investigadora Jennifer Heisz, los hombres y las mujeres nos fijamos en los ojos, nariz y boca. Pero la diferencia radica en el número de veces que nos detenemos en cada uno de esos rasgos durante cinco segundos. La conclusión, es que las mujeres hacen más movimientos que los hombres frente a una cara nueva desarrollando una memoria superior que se ve reflejada a la hora de encontrarse con las nuevas caras.
Así, los especialistas descubrieron diferencias entre los sexos sobre la memoria episódica. Ésta se relaciona con eventos autobiográficos que pueden ser evocados de manera distinta que la memoria semántica, empírica o procedimental. La memoria episódica se relaciona más con momentos, lugares y emociones asociadas que se pueden recordar de forma explícita.
Para llegar a estas conclusiones los investigadores estudiaron el patrón de visión y reconocimiento facial de 40 hombres y 40 mujeres. Utilizaron una tecnología que rastrea el movimiento ocular, registrando dónde miraban los participantes cuando se les enseñaban rostros al azar en un computador.
Las conclusiones revelan que las mujeres se fijan más en los rasgos que los hombres, pero este funcionamiento es completamente automático y subconsciente porque normalmente los individuos no saben en qué fijan sus ojos.
Otro estudio realizado en la Universidad de Brooklyn College, concluyó que las mujeres son mejores cuando se trata de diferenciar colores y que los ojos de los hombres son más susceptibles a los objetos que se mueven a gran velocidad y a los pequeños detalles.
Según Israel Abramov psicólogo de esta universidad afirma que las diferencias van relacionadas directamente con la evolución, ya que el papel del hombre fue el de cazador y el de la mujer fue la recolección. Es por esto que los hombres cuentan con más habilidad para detectar objetos en movimiento a gran distancia, porque antiguamente necesitaban identificar posibles presas.
La función de recolectoras les permitió a las mujeres tener una mayor sensibilidad para identificar los objetos estáticos de su entorno, así como también las tonalidades de los colores para no confundir hierbas comestibles de las tóxicas.
(foto vía Klearchos Kapoutsis)