Cuando estamos pololeando nos sentimos felices, acompañadas y queridas. Pero cuando la relación termina, pasamos por esa etapa que parece interminable y donde sufrimos, lo echamos de menos y lloramos, hasta que poco a poco nos reponemos y recomenzamos nuestro camino. Pero después de eso, casi siempre hay una etapa en que no nos gusta nadie. Ya sea porque estás descontenta, desconfiada o quieres estar un tiempo sola antes de empezar una nueva relación, ese período en que no te gusta nadie tiene sus pros y sus contras. Aunque algunos dicen que la vida es más fácil cuando no te gusta nadie, en general es una etapa insípida y un poco complicada.
Lo peor es cuando todas tus amigas están pololeando, menos tú. Cuando se juntan hablan de sus respectivas parejas y problemas amorosos, mientras tú no tienes nada que contar porque estás sola y tampoco te gusta nadie. Entonces, te limitas a escuchar todos los detalles de las historias de amor y conquista de tus mejores amigas y a contestar con un “nadie” cuando te preguntan quién te gusta o si estás pinchando con alguien.
Las pequeñas salidas también se vuelven una tortura. Cuando quieres ir al cine, al teatro o a un concierto y no tienes con quien ir porque están todos ocupados haciendo sus propios planes. Esto ocurre por una razón principal: tienes mucho más tiempo del que tenías cuando estabas pololeando. Y como no te gusta nadie, no inviertes ese tiempo intentando conquistar a tu enamorado.
Estar soltera y sin ningún prospecto es fome, pero puede convertirse en una gran oportunidad. Cuando te invitan a un carrete, pero no quieres ir sola y ninguna de tus amigas tiene ganas de ir, sería ideal que nos gustara alguien para poder invitarlo y pasarlo bien un rato. Sin embargo, no es impedimento para que vayas, conozcas gente nueva y amplíes tu círculo de amigos.
Otro momento incómodo son las vacaciones. Cuando deberías estar planeando un hermoso viaje con tu pololo o tus amigas, resulta que no tienes a nadie con quien idear algún panorama y terminas en tu casa sin hacer nada. Pero hacer un viaje sola puede ser una gran oportunidad para conocerte a ti misma, además de visitar lugares que solo a ti te interesan.
Pero al final, cuando te acostumbras a que no te guste nadie, comienzas la siguiente etapa en que te gustan todos. Vas caminando por la calle y ya te enamoraste cinco veces o conoces al amigo de una amiga y empiezas a verlo como potencial candidato. Hasta que aparece un amigo que no veías hace tiempo o conoces al galán ideal y todo comienza de nuevo: la conquista y el romance.
Lo importante es que en esos momentos de soledad aprendas a conocerte a ti misma, para que cuando pase de nuevo no te sientas sola y puedas hacer planes y panoramas sin depender de los demás. Por mucho tiempo que pases soltera y sin una conquista, lo importante es quererte a ti misma y aprovechar el tiempo que tienes para regalonearte y estar con tus amigas.