Fiona Apple es total. Desde niña, cuando empezaba a descubrir mis gustos musicales escuchando las radios más rockeras, me quedaba siempre pegada cuando pasaban alguna de sus canciones, no tanto por sus letras (no entendía mucho inglés en esa época), como por su forma de cantar y de expresarse, sabiendo que ahí había algo que me llegaba y conmovía de cierta forma.
Porque la vida de Fiona no ha sido nada fácil. Aunque su familia completa pertenece al mundo del espectáculo, el cine y la música estadounidense, su infancia y adolescencia no se parecen en nada al de otras estrellas del mundo Disney. Desde chica Fiona presentó graves problemas psicológicos y emocionales; tuvo que comenzar una psicoterapia con sólo 11 años cuando contó que quería suicidarse; y fue víctima de violación, cuando tenía apenas 12. Puras experiencias trágicas que esta cantante y compositora ha sabido canalizar a través de su música y sus letras, en relatos muy fuertes como íntimos, y que la han hecho acreedora de miles de fans en todo el mundo, los que en mayor o menor medida logran identificarse con sus emociones y experiencias, como con las causas que ha defendido en su vida.
Fiona no se ha dedicado sólo a escribir y tocar. Ha sostenido desde el comienzo de su carrera mediática su postura crítica hacia la falsedad y los vicios de la industria musical gringa (como lo hizo para la entrega de los MTV Video Award de 1997); además, como estricta vegana, ha sido una fuerte activista a favor de los derechos animales, colaborando públicamente en PETA, y utilizando sus apariciones para criticar también los ritos sociales y la crueldad contra los animales que cometemos como sociedad. Estas acciones le han valido ser calificada como irreverente, loca y amargada en los medios estadounidenses, pero a mí sólo me demuestran lo seca y consecuente que es.
Por eso, cuando el año pasado suspendió la gira por Sudamérica que la traería a Chile por la enfermedad de su perrita Jane, me achaqué ene, pero después entendí lo que para Fiona significaba acompañar en esos momentos a quien era más que su mascota: “Ella es mi mejor amiga, es mi madre, mi hija, y mi benefactora y es la que me enseño qué es el amor”, explicaba la propia cantante en una carta en Facebook, donde se excusaba con sus fans por su decisión.
Con eso, Fiona Apple demostraba una vez más que su discurso está lejos de ser una pose, sino un verdadero estilo de vida donde, como ella misma señalaba, jamás será “una mujer que ponga su carrera al frente del amor y la amistad”, y eso la hace merecedora de todos mis respetos y más.