Hace tres meses que me vine a vivir a Francia, y lo que más me ha gustado, además de su arquitectura y sus ciudades sustentables, ha sido la comida. Da lo mismo si es dulce o salado, todo me ha parecido rico, sabroso, y siempre me quedo con ganas de comer más. ¿Cómo lo harán las francesas –me pregunté desde el primer día- para disfrutar de todas estas maravillas culinarias, y mantenerse siempre saludables? Aquí les comparto algunos hábitos alimenticios que he ido aprendiendo en mi estadía, que al menos me han parecido muy útiles para comer bien, ordenado y sin descontrolar los kilos.
- Un buen desayuno: Ya lo hemos escuchado mil veces: tomar un buen desayuno es clave para comenzar el día con energía, y aguantar con dignidad hasta la hora de almuerzo. Y se nota que las francesas tienen eso claro. Lo común aquí es levantarse siempre temprano y prepararse un rico desayuno que incluye sagradamente café de grano con o sin leche, y algo rico y nutritivo como panqueques con fruta; un croissant con nutella; o un baguette bien fresco con mermelada o mantequilla. Ideal para empezar el día con una sonrisa en la cara.
- Cosa de horarios: un desayuno al estilo francés debiera servir para aguantar sin hambre hasta el medio día; pero a esa hora, cuando empezamos a sentir un vacío en la panza, en vez de buscar un “tente en pie”, las francesas simplemente almuerzan. Con esta regla, que se aplica en colegios, universidades y restoranes, se libran de picotear entre comidas, y disfrutan del almuerzo con menos hambre. Infaltable, además, es probar un trozo de queso después de comer, y luego el clásico café, para aguantar toda la jornada laboral.
- Comer es sagrado: la comida es todo un rito en Francia, y eso no sólo por lo sabroso o variado de sus platos, sino porque cuando hay que comer, se come. Los franceses son muy ordenados en sus horarios, especialmente al momento de almorzar o cenar, hitos que uno nunca se debe saltar. Y esto es algo tan importante para nuestro peso –evitando los bajones de hambre que nos hacen comer medio refrigerador-, como para nuestra salud, dándole un orden y un equilibrio muy recomendable a nuestro organismo. Definitivamente algo que hay que copiar.
- Moderación ante todo: ya sabemos que las francesas comen rico y que no se saltan ninguna comida. ¿Cómo lo hacen entonces? La clave, y que al parecer es un sello de la cultura francesa en general, es la moderación; comer en porciones pequeñas, evitar el exceso de sal o de azúcar; alejarse de las bebidas de fantasía; no comer entre comidas; y jamás repetirse, son algunos de los buenos hábitos de comida que tienen las francesas, y que les permiten mantenerse saludables y con el peso bajo control.
- Darse un gusto: que los y las francesas sean ordenados y moderados no significan que no disfruten de cosas como una caja de macarons, una tabla de quesos, o una copa de un buen vino. Darse esos gustos son cosas muy importantes para ellos, pero nuevamente, con moderación: no es necesario comerse la caja de dulces completa, o tomarse hasta la última gota de la botella, sino de disfrutarlo con gusto, siempre en compañía de amigos, y recordar que el que guarda siempre tiene.