Me atrevo a decir que es uno de los mejores comediantes de nuestra época. Steve Carell no sólo ha demostrado conservarse excelente a sus 50 años, sino que también ser un actor versátil y que se renueva en cada uno de sus proyectos. No importa que no sea el estereotipo de mino de Hollywood, con su humor y sencillez basta.
Cada uno de los papeles que ha interpretado es un motivo más para amarlo. Ya sea como Michael Scott en The Office, siendo ese jefe desubicado, que cumple un pésimo rol como líder, pero adorable, que nos entretuvo muchas temporadas con sus estupideces; como el tío depresivo en la hermosa Little Miss Sunshine; el cuarentón virgen que no sabe cómo conquistar a una mujer; o el esposo que descubre que es engañado y nuevamente entra en el mundo de las mujeres y las citas en Crazy, Stupid, Love Pero no sólo sus actuaciones lo hacen ser el mejor, sino que también su voz. Carell da vida a Gru, de Mi Villano Favorito, siendo un gran seguidor de los adorables minions, que según él, “terminaran por dominar el mundo”. ¿Cómo no amar a un actor tan multifacético, capaz de hacernos reír a carcajadas y llorar de pena en una misma película? Y como si fuera poco, ha demostrado ser un excelente marido, dedicado al cien por ciento a sus hijos y los humos de la fama no le han llegado a la cabeza.
Además, en las entrevistas que lo hemos podido ver ha dejado absolutamente demostrado que no sólo es gracioso en la pantalla, sino el buen humor es parte de su vida. Si no, véanlo en el programa de Ellen DeGeneres. Demasiado chistoso.