Hay personas que innatamente andan por la vida como estrellas de rock, otras en cambio tienen un poco más de dificultades para desenvolverse. Yo creo que ambas formas de ser son válidas, lo importante es que demos a conocer de alguna manera al entorno de lo que “estamos hechas”. Todos tenemos cualidades y aunque suene obvio, es lo que nos hace a cada una, “especial”.
Cuando eres una mina segura y te “crees el cuento”, las cosas para ti siempre serán un poco menos complicadas, incluso podrás lograr metas que una persona tímida tardaría más en conseguir. Creo que el punto de esto es que hay que saber sobre límites y no ser irreverente ni arrogante, porque eso puede hacer que salgas para atrás. Las cosas forzadas caen mal acá y en todos lados. Otra cosa que encuentro importante respecto a la seguridad y a creerse el cuento es que tenemos que tratar de ser positivas, de reconocer cuando hacemos las cosas bien y ser cariñosas con nosotras mismas cuando conseguimos avanzar en las cosas que queremos.
La universidad, o los estudios después del colegio en general, son una muy buena escuela para aprender a creerse el cuento, porque te permite desarrollar las herramientas adecuadas para desenvolverte en público y aumentar tu seguridad. La tesis por ejemplo, ese proceso engorroso en el que sientes una presión agobiante es lo que te “entrena” para el mundo real, ese en que partes por un camino con algunos agujeros incómodos de transitar pero que si te las ingenias puedes recorrer con mucho éxito.
Es complicado creerse el cuento, pero debemos tratar, porque siempre estamos creando cosas nuevas, que nos hacen diferenciarnos y que provienen de nosotras, vienen con cariño y merecen ser expuestas al mundo.