Más que para melómanos, este libro se lo recomiendo a los interesados en la cultura pop. Y si bien la tesis que plantea es un poco “apocalíptica”, no me deja de hacer sentido.
Pero partamos por el principio. Simon Reynolds es uno de los críticos de música más influyentes del mundo. Tanto que goza el privilegio de haber acuñado un término que hoy define un estilo completo: el post-rock. Dicho esto, pasemos a lo importante.
En Retromanía, Reynolds afirma que hasta el siglo XXI la cultura pop siempre miró hacia el futuro, pero que después de eso se volvió nostálgica y adicta a lo retro. Ropa vintage, decoración antigua, sonidos de épocas pasadas, etc.
De esta manera, el autor afirma que hoy el pasado está moda y a nivel musical no vemos nada “nuevo”. Para él, la década del 2000 estuvo inmersa en la “retromanía”, es decir, se nutrió de una constante alusión a las manifestaciones del pasado inmediato. “Cada nuevo año es mejor que el anterior para consumir música de ayer”. Reynolds realiza un completo análisis intentando rastrear y explicar las causas de este “estancamiento”, comenzando por ejemplo, por indagar en conceptos como la nostalgia y preguntándose si este fenómeno supone el término de la originalidad o si existirá nuevamente un tiempo en el que el pasado deje de ser un archivo para volver a ser un conjunto de recursos utilizados en la búsqueda de territorios sonoros desconocidos.
Por muy fatalista que suene. Hay mucho de cierto en todo eso. No es necesario ir muy lejos, basta con echar una miradita hacia el lado y ver que, efectivamente, es un fenómeno que está ocurriendo y que va mucho más allá de la música.
Para bien o para mal, la tecnología nos entrega el pasado a un click de distancia.