Podría decir que desde siempre me han gustado las plantas, por su belleza, por cómo logran ornamentar los espacios y por sus infinitas propiedades. Las uso tanto para dolores y, desde hace algún tiempo, también para ponerme bonita.
Comencé por usar el aloe vera para la piel, crear mis propias cremas exfoliantes y empezar a prescindir de algunos productos cosméticos tóxicos y demasiado químicos.
En esta búsqueda me encontré con la fitocosmética, que es el uso de los principios activos de las plantas y hierbas para producir productos para nuestra piel y cabello: maquillaje, aceites, champús, bálsamos, cremas, jabones, mascarillas, sueros concentrados, exfoliantes, entre otros productos que logran entregarnos óptimos beneficios de manera natural. Por ejemplo, requilibrar la hidratación de la piel y protegernos del ataque de agentes externos y nocivos para nuestra salud.
Dentro de la fitocosmética se trabaja con plantas como el aloe vera, aceite de oliva, de almendro, karité, lavanda, camomilla, caléndula, hiedra y otras hierbas y plantas que también dependen de la zona geográfica donde los conseguimos. De esta forma podemos conseguir productos para la hidratación y fortalecimiento de nuestro pelo y piel, para las arrugas, acné, celulitis, alergias y también para relajarnos (aceites y esencias) que contienen al menos un 95% de plantas, hierbas y elementos no artificiales. Mi “marca” favorita y regalona es Lotus, que nos ofrece una gama diversa de productos de excelente calidad y buen precio. Los podemos encontrar en el bazar porteño Putamadre, ubicado en plena subida Cumming.
¿Te animas a provarlos?