Dentro de la amplia gama de tipo de amigos con los que uno tiene el placer de toparse en esta vida, los amigos gay han sido uno de los mejores descubrimientos y, por qué no decirlo, de los mayores pilares que he tenido en momentos difíciles.
¿Por qué? Porque poseen una mirada distinta de la vida, por el simple hecho de que han tenido que asumirse como diferentes, en un mundo que no siempre los trata con el respeto que se merecen. Sobre todo en nuestro país, donde la discriminación hacia cualquier tipo de minoría es alta y un tema pendiente a abordar a nivel país. Y gracias a esta latosa realidad, es que deben desarrollar una madurez especial para enfrentarse a los problemas de la vida.
En asuntos del corazón, he descubierto que son de los mejores consejeros y un oído y hombro en los cuales apoyarse. Además, al tener el mismo gusto amoroso que nosotras, también son capaces de ponerse en nuestro lugar de una forma que un hombre heterosexual jamás podría (ya, quizás estoy exagerando: he conocido hombres que son más o menos capaces de sentir empatía hacia las mujeres en cuanto a lo que relaciones amorosas se trata… pero en general, no es así).
Por lo tanto, pueden reemplazar perfectamente el papel de la mejor amiga a la que le contamos todo, y con la cual somos totalmente transparentes respecto a nuestros sentimientos y pensamientos. Y si se complementan con una mejor amiga, creo que puedes considerarte una persona afortunada.
Me ha pasado: he tenido la suerte de tener mejores amigas y además mejores amigos gay y cuando he estado más depre y pasando por las peores de las peores, me he sentido infinitamente protegida y respaldada por mi ejército de amistades. Entre las cuales cuento con nada menos que 7 amigos gay.
Sin duda ¡son lo mejor!