"Joven y Alocada" es la primera adquisición que hice desde que salí de la Universidad y trabajo. Es especial para mi, por varias razones (sumada a la que acabo de mencionar).
En primer lugar, se trata de una historia que se nos presenta a la inversa de los relatos de la vida real que se hacen película: primero llegó la versión a la pantalla grande y luego el libro. Siempre es al revés, del libro surge la película.
En segundo lugar, la historia me parece muy atractiva. Si bien la película se centra bastante en el lesbianismo o bisexualidad naciente de la protagonista, en el libro se profundiza más bien en el hecho de haber crecido en una familia evangélica y cómo esto influye en su forma de ver la vida y a sí misma. Este punto fue el que más me enganchó, ya que no es un tema del que yo conozca mucho. Por lo mismo, fue interesante leerlo desde la perspectiva de alguien que va creciendo, se va sintiendo distinto y tiene que ir luchando contra lo que siente, porque la familia y la moral de su iglesia la hacen sentirse culpable, pecadora, y llena de un temor real al castigo divino. Por otra parte, es interesante ver como la protagonista desarrolla y explora su sexualidad, con la dualidad que le genera este deseo de extrema libertad versus sus culpas. Incluso uno es capaz de reconocerse en muchos de sus cuestionamientos, porque son ideas que más de alguna vez se nos cruzaron por la cabeza a medida que íbamos creciendo.
Y es que en la sociedad en la que vivimos, nadie nos explica habla mucho sobre sexualidad, menos si eres mujer, porque en ese caso se asume que el sexo es malo, porque puedes embarazarte y punto. No hay mayor trascendencia del tema del placer, el autodescubrimiento y las relaciones en general.
Finalmente el libro es muy entretenido de leer, porque Camila Gutiérrez tiene una forma muy particular de expresarse, como pudimos ver en la película, y si no la han visto, pueden visitar su perfil de Facebook. De hecho fue por seguir su cuenta en esta red social que me tincó la idea de leer su libro. Creí que me reiría y lo pasaría bien ¡y no me equivoqué!