Las Cruces es una playa maravillosa y no tiene nada que envidiarle a otros balnearios como Algarrobo o Canelo (aunque reconozco que son bastante pro también). Tiene una tranquilidad envidiable y sus paisajes hermosos. Me encanta.
Para los que nunca han ido, les cuento que queda muy cerca de El Tabo, tiene una cultura rica en literatura y en sus pasajes se mezcla lo delicado y romántico de la playa con una onda más rústica y de campo, que la hacen el lugar perfecto para descansar rodeada de naturaleza y mar. Una de las cosas que más rescato es que a diferencia de otras playas del litoral, en Las Cruces puedes ir a relajarte y encontrar tu propio espacio de tranquilidad, sin ese caos que se genera en otros lados, por lograr un espacio para poner tu toalla en la arena.
Es tan piola que probablemente si vas durante el año es muy posible que casi ni veas a gente pasar por la calle, ya que la mayoría de su población es más bien “mayor”, sin embargo, en época de verano el ritmo de Las Cruces cambia y se transforma en un lugar con movimiento, pero sin ese atochamiento excesivo de gente. Los carretes veraniegos son inolvidables, las fogatas frente al mar y las celebraciones de día en la playa de “Las Cadenas” la llevan, en ellas tengo mis mejores recuerdos.
La verdad es que esta recomendación se debe a que he pasado la mayor parte de mi infancia y juventud visitando este balneario, hasta mi abuela estuvo en la casa que ahora es de mi madre. ¡Recomiendo este destino absolutamente!
¿Y ustedes, conocen Las Cruces?