Rayuela es la combinación perfecta entre la cursilería bien lograda, profunda y media intelectual de Cortázar y una buena y real historia de amor/desamor desarrollada entre viajes, juventud, paseos por las callecitas de París, profundas conversaciones, jazz y algún que otro exceso etílico.
Y, aunque puede que en Rayuela no encontremos la típica historia de amor bien idílica, el amor y la pasión no faltan en los capítulos donde se describen con real precisión los sentimientos y sensaciones que experimentaba Horacio por la Maga (capítulo 68 y 7) y que tienen la capacidad de volver a conmovernos mil veces.
Podríamos considerar que este libro, que consagró y marcó la obra de Cortázar, no tiene nada de típico. De hecho Rayuela rompió los esquemas de la literatura clásica y propuso nuevas formas de lectura, donde el lector tiene una participación activa al ser quién decide cómo quiere leer la historia (existen distintas formas de leer la novela que posee tanto capítulos prescindibles como imprescindibles).
Este libro, al igual que una rayuela, nos da la posibilidad de saltar de un momento a otro, de un país a otro, de una conciencia a otra, con la singularidad de ser una obra que a medida que la releemos nos sigue sorprendiendo; con ideas, conceptos y palabras que quizás en una primera instancia no se logran comprender absolutamente (el nivel de conocimiento que poseía Cortázar, y la gran influencia del psicoanálisis y el existencialismo, queda en evidencia en los diálogos de sus personajes es a veces como para estar con una enciclopedia en mano) pero que aportan profundidad y claridad.
Y no es que el libro sea para cabezones. De hecho la historia atrapa al punto de poderla leer de forma rápida y expedita, sin casi percatarnos de esos conceptos que al releerlos nos aportan más información de lo que se quería expresar.
Creo que Rayuela es un libro que se debe leer, o al menos intentar leer, en esta vida. Es una completa obra de arte para quienes valoramos la capacidad narrativa, la emotividad y la inteligencia de autores como Julio Cortázar, una mezcla equilibrada y rica entre la cultura latinoamericana y el viejo continente.