La confesión de Jorge Sampaoli - entrenador de “La Roja” - respecto del insomnio crónico que padece, puso en boga un tema que para mí es pan de cada día. Esa pesadilla que me embarga cada vez que mi cuerpo cansado anhela dormir, pero mi mente inquieta no lo permite.
Y es que basta con poner la cabeza sobre la almohada para que mis pensamientos vuelen: problemas cotidianos, planes a futuro y ¡hasta los conflictos de mi nocturna favorita! no dejan de dar vueltas. Acomodo el mundo: lo desarmo y lo vuelvo a armar. Se me ocurren ideas increíbles ¡geniales!, tanto que he pensado dormir libreta en mano para anotarlas antes de que se me olviden. Pero lo peor es cuando ya creo que el sueño me ha vencido y comienza “la hora del inventario”. “¿Dónde dejé mi celular?”, “¿Habré guardado el libro?”, “¿Será que mi billetera está en su lugar?”. Y luego, el paso dos: levantarme a chequearlo. Al momento de volver a la cama, la somnolencia es cosa del pasado.
He investigado bastante respecto al odioso tema del trasnoche obligado. Y recopilé una serie de “planes de contingencia” para ponerle atajo al problema antes de que escale, trayendo consigo los desagradables “efectos secundarios” (léase somnolencia, falta de concentración y ojeras terroríficas) Tras intentarlos todos, debo dar fe que la mayoría dio buenos resultados. ¡Pero ojo! Dependerá de nuestra historia personal y en definitiva, la severidad del insomnio que padezcamos. Les comparto, entonces, el código del noctámbulo:
Art. 1. La última comida del día debe hacerse al menos dos horas antes de acostarse. (Este punto es Importante, ya que sólo así los alimentos serán correctamente digeridos, evitando la pesadez estomacal y el reflujo, enemigos declarados de un sueño placentero).
Art. 2. Tomar una ducha tibia y beber leche caliente: ¡Ideal para relajarse y olvidar las tensiones del día! Además, tiene un componente nostálgico ¿Quién no recibió cuando niño un rico baño seguido de un refrigerio?
Art. 3. Beber una infusión de hierbas tales como valeriana, melisa y pasiflora, todas ellas consideradas ansiolíticos naturales.
Art. 4. Horas antes de dormir, ver una película infantil o una cómica: Este punto también evoca lo mejor de nuestra niñez. ¿O acaso no dormíamos mejor cuando mamá nos contaba un cuento de hadas? ¡Es ideal para invocar dulces sueños y desplazar de nuestra mente los problemas cotidianos!
Art. 5. Si los puntos precedentes no dan resultado, el nuestro es un caso severo. ¡Pero no hay que alarmarse! La solución es pedir hora con el neurólogo para que prescriba un somnífero adecuado a nuestras necesidades.
Sin embargo, en este código, el mensaje fundamental es: desconectar el televisor y quitar la batería del celular y el notebook (así de extremo para evitar la tentación). Gracias a estos artefactos estamos permanentemente en línea con nuestras preocupaciones. Y necesitamos olvidarlas un par de horas, para darles - en el día y con la mente lúcida – una adecuada atención.
Foto vía remediosnaturalespara.org