Asumiendo lo distraída y dispersa que suelo ser, existe un elemento fundamental para mí: la agenda. Simplemente, no puedo prescindir de ella. Y no hablo de los modernos y funcionales modelos digitales (incorporados a nuestros iPhones); me refiero a la clásica, la de papel. El solo hecho de anotar mis deberes u objetivos del mes con lápiz parece grabarlos a fuego en mi memoria.
Esta fiel compañera no se limita a recordarme quehaceres y presupuestos; es además mi confidente. En ella guardo reflexiones, experiencias y anhelos. Siempre he pensado que escribir es “la fotografía del alma”: no será el registro visual de nuestros mejores momentos, pero sí el de los sentimientos que tuvimos en ellos. Bajo esta lógica, para mi, la agenda vendría siendo el álbum y por eso es increíble.
Desde mi adolescencia que la uso cada año. En ese tiempo mi favorita era la inolvidable “Click”. Traía juegos de ingenio y un pormenorizado horóscopo, con la descripción detallada de cada signo del zodíaco, sus características y afinidades. Además de cumplir el ya honorífico rol de ser mi agenda/diario de vida, proporcionaba datos útiles y entretenidos. ¡Qué mejor! Fue una pena que no siguieran comercializándola. ¡Pero quedó la “Pascualina”! aún en nuestros días es una valorada opción, al ajustarse a aquel preciado rol de “confidente” femenino. (Especialmente al requerir detalles de ese “brujo” que nos encantó).
Hoy, estando en mis treinta y algo, mi opción favorita es la “Más Mujer”, de Torre. Es bonita, femenina y aporta entretenidos tips para enfrentar mejor el año. En ella puedo encontrar desde recetas hasta consejos del Feng Shui para decorar el hogar, sin contar con sus breves y asertivas reflexiones motivacionales. ¡Es perfecta! Sin embargo, existen en el mercado diversas opciones, para todos los gustos y necesidades. (Destaco la exquisita versión Vintage de la agenda “Mickey”. ¡Varios años he estado tentada de adquirirla!).
Y ustedes ¿También disfrutan de los mil usos de la fiel y querida agenda? ¿Qué usan como recordatorio?
Foto vía: blog.davidtorne.com