Ando en bici todos los días. De hecho se convirtió en mi medio de transporte diario y la echo de menos cuando la tengo que dejar en la casa, porque tengo algún carrete muy lejos después de la pega o quedé con alguien para ir en auto a algún lugar. En fin.
Y no crean que me las doy de deportista, nada de eso. No subo el cerro, ni tengo una súper Mountain Bike. A comienzos de este año, me compré una bici de paseo “marca chancho” en San Diego, que tenía la gracia de que la podía armar a mi pinta. Así que la pude probar, elegir el sillín que me quedará más cómodo, los colores, etc.
La cosa es que fui de a poco, primero con cambios más livianos y enfrentando distancias relativamente cortas (en ese momento tuve la suerte de estar a 10 minutos de mi pega en bici), hasta que paulatinamente fui subiendo de nivel, pedaleando más y más y aumentando mi resistencia, tanto a los cambios como a las subidas y los trayectos largos.
Los primeros días era patética. Llegaba a la oficina con la lengua afuera, casi que a punto de desmayarme y con las piernas tiritonas. Ahora, me recorro Providencia entero sin problemas y llego perfectamente bien a cualquier destino.
Es impresionante como uno nota el cambio en el cuerpo. Porque si bien la bicicleta no te ayuda a quemar calorías directamente, ya que uno trabaja mayormente las piernas, mejora indudablemente tu calidad de vida:
1. Se reduce el riesgo de un infarto en un 50%, porque mientras pedaleas aumenta tu ritmo cardiaco máximo y disminuye la presión arterial. Por lo tanto, también reduce los factores de riesgo de la hipertensión arterial.
2. Ayuda a mejorar la postura. Cuando andamos en bici ayudamos a fortalecer los músculos de la espalda, ya que como vamos con el torso inclinado hacia adelante, éstos se tensan y se ven obligados a estabilizar el tronco. Así que adiós a los dolores de espalda.
3. Somos más felices. Andar en bici genera endorfinas, las hormonas de la felicidad. Les juro que pasa. Cada vez que me subo a mi bici la sonrisa en la cara es instantánea :)
4. Refuerza tu sistema inmunológico, ahuyentando infecciones e incluso previniendo el cáncer, ya que el pedaleo hace que los fagocitos, células "come bacterias", se movilicen de inmediato, aniquilando las que no ayudan a tu cuerpo.
5. Fortaleces no solo las piernas, si no que todo el cuerpo. Pero lo ideal es que una vez que te bajes de la bici, con el cuerpo caliente, hagas algunas abdominales para aprovecharlo aún más.
Y así, suma y sigue. ¡Cómprense una bicicleta! Es lejos la mejor inversión que he hecho hasta ahora.