Si existe un accesorio que es un “must” para mí, son los aros. ¡No puedo prescindir de ellos! Siento que sin usarlos no soy yo; mi cara luce distinta. He llegado al punto en que - si un día olvido ponérmelos - me devuelvo a casa a buscarlos. O compro un par nuevo (emergencias en las cuales he encontrado verdaderas preciosuras en los paseos Puente y Estado, que me han dejado gratamente sorprendida). Sin embargo, cuando dispongo de mayor tiempo para “regodearme” al adquirirlos, recurro a mis picadas imperdibles, en las que tengo la certeza de que hallaré al menos un par ¡simplemente irresistible! Una de mis opciones “regalonas” es “Gloria”, al interior del Supermercado Tottus de Nataniel Cox (esquina 10 de julio). Aquí siempre encuentro modelos bellísimos. Hay uno para cada ocasión: formales o agitanados, con brillos, géneros, cadenas o en tornasol. ¡Simplemente maravillosos! Su dueño los trae desde Argentina, preocupándose de que sean modernos y llamativos, cosa que logra: cada vez que compro aros en Gloria, mis amigas alaban la elección. Sus precios fluctúan entre los $1000 y los $6000 pesos. ¡Económicos e inigualables!
En el barrio Lastarria / Bellas Artes se ubica otra de mis tiendas favoritas para comprar este tipo de accesorios. Se trata de “Zapato Rojo”, ubicada en José Miguel de la Barra 476. ¡Su oferta de aros es bellísima! Vistosos, pero elegantes e inolvidables. Utilizan materiales que son un verdadero agasajo para la vista y de una originalidad indiscutida. Muchas de mis amigas coinciden en que sus productos son fantásticos. Es verdad que son algo más costosos que otras opciones del mercado, pero bien valen su precio: los diseños son únicos.
Otro lugar al que recurro con frecuencia es la joyería de Ripley Mall del Centro, I-D. Tiene un catálogo de joyas realmente bonito e innovador. Destaco sus aros de color negro, que se caracterizan por llevar una cadena - u otro material llamativo - a modo de evitar el desagradable efecto – por muchas conocido – de que el accesorio pierda realce al confundirse con el color de cabello. ¿Costos? Hay opciones para todos los bolsillos y, ciertamente, ninguna decepciona.
Compartidos mis lugares estratégicos para encontrar aritos fantásticos – y que a ojos de las personas con que interactúo, les garantizo no pasan desapercibidos – no queda más que invitarles a descubrirlos. Especialmente a quienes (como yo) deliran con estos accesorios. Les aseguro que en estos locales hallarán ¡una verdadera sucursal del Paraíso!.