El maquillaje es para jugar y atreverse. Obviamente, teniendo muy claro qué es lo que nos queda bien y qué no. Sobre todo en verano, cuando nuestros colores cambian y el bronceado juega un papel fundamental.
La gracia de los metálicos es que favorecen a cualquier tono de piel, aportando luz y un aire más rockero y glamoroso para las noches de verano. Lo mejor es utilizar tonos dorados y bronces, ya que te ayudarán a realzar tus colores naturales, a través de la calidez y el brillo.
Aunque estamos acostumbradas a pensar que el metal está reservado para las ocasiones más especiales o elegantes, los maquilladores se han encargado de terminar con este mito demostrándonos que - utilizado de la forma correcta -, es apto para cualquier ocasión. Tal como ha pasado con la ropa. Antes no muchas usábamos brillos de día, pero hoy es demasiado común y lindo. Por supuesto, equilibrando cada una de las piezas.
Por ejemplo, si te animas a utilizar maquillaje metálico en el día, puedes utilizar tonos bronce o dorados más ligeros y combinarlos con delineadores en tonos café, en lugar de negro. De esta manera, suavizarás tu maquillaje automáticamente.
Mientras que en la noche, como tenemos más licencia para experimentar, puedes elevar esta tendencia a su máxima potencia, utilizando colores plata/acero, combinados con negros metalizados, generando impacto inmediato en tus ojos. Si lo que buscas es un efecto aún más dramático, puedes aplicarte un poco de glitter en los párpados con un pincel delgado. Recuerda que si haces esto, la sombra que utilices de base en los ojos debe ser de consistencia más cremosa, para que la purpurina se pegue.
Igualmente, si crees que esta tendencia es muy exagerada para ti, siempre puedes aplicar un poquito del color que más te acomode en el lagrimal del ojo, para agrandarlo e iluminar tu mirada.
¿Te atreves a enfrentar al mundo con una mirada deslumbrante?