Cuando tenía 11 años, allá por el año 1993 (¡¡uufff!!) las revistas juveniles la llevaban todo el rato y yo soñaba con ser Miss 17. Me miraba al espejo y me imaginaba más alta, curvilínea, con un escote que me permitiera lucir mis supuestas futuras grandes pechugas, y con esa cara de niña-mujer que siempre imaginé que llegaría a tener. Pero el tiempo pasó, y las cosas no cambiaron mucho… Obviamente a los 17 años ya no era la misma que a los 11, pero no alcancé gran estatura, y esas pechugas nunca llegaron (no al menos en el tamaño que yo esperaba).
Lógicamente, con la “madurez” alcanzada tras todo ese tiempo, mis deseos de ser Miss 17 pasaron a tercer plano, de la misma forma que esas revistas adolescentes quedaron en el olvido. No obstante, entre los 17 y los 24 podría decir que representaba la edad que tenía. Pero algo pasó de ahí en más que mi cuerpo (y creo que parte de mi mente) se quedaron pegados en esa edad y nunca más cambié. Y no lo digo yo, lo dice todo el mundo. Por ejemplo, esos amigos del colegio (de básica) de los que nunca supe nada hasta que apareció el bendito Facebook y lo primero que me dijeron fue “¡¡¡Ooh, estai iguaaaal!!!” y no fue uno… ¡fueron varios!
A medida que el tiempo fue pasando, se hizo normal escuchar la frase “oh, pensé que tenías 24” (cuando tenía 26) pero lo terrible de esto fue que cada año me empezaron a echar menos edad… si a los 26 me quitaban 2, a los 28 me quitaban 4, y así, en una especie de proporción inversa. A medida que el tiempo va pasando, menos edad me van echando (¿Seré una especie de curioso caso de Benjamin Button?)
Ahora tengo 31, y para mí es un tema cuando llega el momento de decir la edad que tengo. ¡Me carga, juro que me carga! Y a veces pienso en mentir -una sola vez lo hice - y la persona me dijo “¡¡¡woooow, yo pensé que eras más joven!!!" ¡Cuek!- Así que no lo volví a hacer. Decidí afrontar esta situación con la frente en alto. Pero me incomoda, porque la reacción de la gente es cuática al enterarse de mi edad… A veces es gracioso porque me jotean gallos mucho más jóvenes y juran que son más viejos que yo, y cuando les digo mi edad como que se cortan (¡pero siguen joteando, jaja!). Otra cosa chistosa luego de la cara de sorpresa de la gente cuando se entera de “la verdad”, es agregar la clásica frase “¡pero es mejor verse más joven!” ¡ Huy, si claro! Puede ser bueno hasta cierto punto, pero en lo laboral es un poco incómodo. La gente se imagina que una es la practicante, o, como te ven chica, imaginan que saliste hace poco de la U y que por ende no cachai nada, así que a veces toman una actitud media mala onda hasta que se enteran de “the ugly truth”.
Pero como toda cosa mala, también tiene su lado positivo. Lo bueno de esto, es que no sólo me veo, también me siento más joven. No estoy casada ni con planes de hacerlo, no tengo hijos, y ahora último disfruto mucho más juntándome con gente menor que yo. No me siento vieja y tengo la sensación de que me queda harta vida por delante y mucho por hacer, como si tuviese más tiempo que el resto de la gente de mi edad.
¿Hay alguien que esté pasando por lo mismo?