Lo sabemos. Al final del día todas las comedias románticas se parecen un poco: un chico conoce a una chica, y bueno, el resto hace toda la historia, ¿cierto? ¿Y por qué seguimos viéndolas? Porque a pesar de que ya sabemos cómo eso terminará, no dejamos de encantarnos con sus personajes, sus historias, el argumento, y sobre todo, esos detalles que las hacen únicas.
Y para mí, Cuando Harry conoció a Sally es de esas comedias que de detalles lo tiene todo: personajes memorables (como una preciosísima y adorable Meg Ryan y un sarcástico y rápido Billy Crystal); diálogos graciosísimos e inteligentes (con un guión nominado a los Oscar de 1990); y en especial, una escena ya convertida en un clásico de la cultura pop (¿quién no ha querido pedir lo que Meg Ryan está teniendo en esa famosa cafetería?). De culto.
Pero además de estas particularidades que amo (podría verla mil veces sin cansarme), lo que me encanta de esta película es su universalidad, un elemento clave en las comedias románticas, y que nos permite sentirnos identificadas (a veces de manera media rara) con alguna de las problemáticas amorosas que ahí se muestran.
Y Nuevamente, Cuando Harry conoció a Sally tiene miles de esas situaciones, y que a lo largo de su trama (donde chico conoce a chica como universitarios; se separan; se reencuentran; se separan; se vuelven a encontrar, y desarrollan una disfuncional pero genial amistad bajo la premisa de que “hombres y mujeres nunca pueden ser amigos”), se van complejizando, mostrándonos que no importa cuánto tiempo pase (esta película fue estrenada en 1989), de alguna u otra forma todos y todas tenemos las mismas preocupaciones y pasamos por los mismos momentos cuando decidimos estar pareja, como que te rompan el corazón; o que ya estés cansando de no encontrar a la persona ideal; o que él no quiera el mismo proyecto de vida que tú.
Temas clásicos que, gracias al humor y sarcasmo con el que son expuestos, nos ayudan a mirar con otra perspectiva lo que a veces nos parece tan grave, y que nos deja una pequeña esperanza de que todo andará bien, y que al amor de tu vida lo puedes conocer en cualquier lado, en cualquier momento.
Imagen vía CC Replikultes.net