Con el correr de los años, se han unido a mi familia perritos y gatitos que me han acompañado a lo largo de mi infancia y juventud. Y de a poco uno va aprendiendo a comunicarse con ellos. Es increíble cómo cada uno tiene personalidad propia: además, no ha faltado el que pareciera comprender e incluso el que encuentra una forma de responderte.
¡No, no estoy loca! (creo)
Es típico, por ejemplo, llamarlos por su nombre para retarlos o hacer que vengan, pero lo cierto es que su comprensión va un poco más allá. Y algo que grafica esto es que reaccionan cuando los mencionamos ¡miran y se acercan!
Pero lo que algunos pueden ver como rareza, es que en mi casa (incluídos mi mamá y papá) todos conversamos con las mascotas. Tal vez sea la idea de sentir que son los niños de la casa - y que están a nuestro cargo - la que nos hace entablar conversaciones con ellos.
Y es que no hay nada más terapéutico que sentarte junto a tu perro y dejar que te dé lengüetazos de cariño mientras le cuentas cómo estuvo tu día. O con nuestro gatito, que ronronea suavemente. Lo más bonito es que ellos tal vez no entienden ni media palabra de lo que dijimos, pero sienten la vibra en la que uno está. Por lo mismo - y aunque parezca increíble - cuando te sienten triste su compañía es relajante y tranquilizadora.
Y tú, ¿conversas con alguna de tus mascotas?
Foto CC Vía Noël Zia Lee