por Reffinney
Durante años estás esperando a esa persona especial que llegue a completar tu vida. ¡Pero no ansías nada perfecto, porque eres tan imperfecta como lo son todos! Y así vives en paz, conociendo de antemano los errores del ser humano. Tienes la completa sabiduría de que personas perfectas en el mundo no hay. Que a lo mejor que podemos aspirar es a una vida tranquila y feliz, ya sea solas o en pareja. Pero manteniéndonos agradecidas.
Llega un momento en el que aparece un individuo que tiene tus mismos valores y virtudes - además de sus propios defectos, que complementan su parte noble - y descubres que es tan imperfecto y real como tú. ¡Y más encima te quiere y acepta los "pastelazos" propios de tu vida!
Entonces ya lo sabes, no hay duda... Es perfecto ¡para ti!
Y todo comienza a dar vueltas en torno al amor y a la felicidad plena; compartes tus alegrías y tus preocupaciones, puedes ser tan libre y amada como desees; das lo mejor de ti y recibes lo mejor del otro en un completo y perfecto momento. Sin pensarlo, o sin proponéterlo, la vida te regaló algo que va más allá de tus aspiraciones y - obviamente - no lo quieres dejar ir.
Él no es tu necesidad: es la razón de que tu propia felicidad de expanda.
Pero cuando una recién comienza su vida laboral o profesional, existen tantas barreras y puntos de quiebre que resulta difícil mantener firmes los lazos con otro. Sobre todo cuando la relación recién se está iniciando. ¡Tantas metas y sueños que se deben cumplir! y lo peor es que algunos de ellos son a distancia, muy lejos de la persona que amamos.
¿Existe fortaleza posible cuando sabes que las cosas no tendrán el final que esperas? ¿Cómo mantener el amor, cuando la distancia, las preocupaciones cotidianas, y el poco tiempo que hemos pasado juntos, no son suficientes para que la relación fluya sin complicaciones? ¿Qué hacer cuando ambos futuros aún no pueden ser uno?