Todas nos hemos preguntado cómo haremos para sobrevivir una ruptura. A mi parecer, es algo que atormenta a toda mujer aún antes de comenzar a salir con alguien. Vivimos con miedo. pero ¿miedo a qué?, A sufrir, a salir lastimadas y otras respuestas de ese estilo poniendo el parche antes de la herida. ¿Qué es lo que nos mató las esperanzas de que el próximo amor podría ser diferente y - más allá de tener o no un final feliz - darnos momentos memorables?.
Es difícil seguir cuando sientes que ese dolor en el pecho te oprime el corazón y cualquier canción romántica te provoca llanto. Esa sensación de vacío y soledad, donde los consejos siempre son pocos e imprecisos.
Hace un par de años terminé mi primera relación larga. Entre idas y venidas duró alrededor de cuatro años. Creo que fue traumático porque era muy chica y fue mi primer amor. Esos con los que uno proyecta un final de cuentos. Tengo que aceptar que fui muy inestable y por lo tanto el último tiempo se convirtió en el drama de mi vida.
Pase por todas las etapas: negación, rabia, tristeza y hasta esa en la que piensas que porque se tienen mucho cariño pueden llegar a ser amigos. Pero no eran más que estados que fueron pasando, hasta lograr entender que lo que realmente necesitaba era empezar de cero.
Antes que todo, lo primordial es recuperar la identidad. Cuando uno está en pareja tiende a adaptarse a los gustos del otro; se construyen nuevas preferencias en común. Por eso, cuando nos encontramos solos, tendemos a no saber en qué dirección va nuestra vida. No recordaba quién era porque en ese momento todo lo que prefería me hacia recordar la relación que había terminado: las canciones, las bandas, los lugares para comer y hasta la vida social. Sufrí por los fines de semana y los amigos compartidos con los que ya no podríamos coincidir. Reconstruir la identidad me llevó tiempo. Primero, dejé de lado todas las concesiones que había realizado y empecé a reencontrarme conmigo. Aprendí a pasar el tiempo en soledad, y eso no era necesariamente malo. Comencé a ir al cine, a caminar, sentarme a leer un libro y tomar un café. Se trataba de disfrutar del tiempo a solas.
Una vez que logré eso, pasé a la parte más difícil: Recuperación de la autoestima. Lo que sale más herido de una relación fallida es el ego, ya sea porque te fueron infiel, te mintieron, o por el sólo hecho de que no funcionara. Es el conjunto de percepciones, pensamientos, y sentimientos en relación a una misma el que se ve afectado y disminuido. Siempre me sonó a palabrería más que a solución. ¿Cómo se supone que tienes que enarbolar la bandera del amor propio cuando acaban de pisotear la imagen que tenías de ti misma?. Las culpas, el “podría haber hecho esto u esto otro” condicionan nuestra existencia durante el post rompimiento. Sólo se trató de descubrir qué es lo que me hacía única y sacar provecho de ello. Dejar en el pasado esas trabas sobre mi cuerpo y carácter que tanto me complicaban para transformarlo en virtudes.
Finalmente, para terminar este proceso de duelo tenía que aprender el verdadero significado de “estar soltera”. Se trata de no apresurarse y meterte en un enredo amoroso tras otro . Muchas lo hacen como anestesia, si no están solas es como si no sintieran dolor. Hoy en día sigo luchando para superar todos los obstáculos, aprender de los errores para luego compartir mi crecimiento con alguien más. Siento que es la única forma de sanar un corazón. No digo que no puedas tener un romance loco para distraerte un viernes por la noche, la cosa es no depender de ello para superar a tu antiguo amor.
Uno siempre cree que puede morir de angustia, que nadie entiende la tristeza que se siente, que nunca se podrá volver a confiar en alguien. La buena noticia es que todas hemos estado en ese lugar, luchando contra nuestros demonios para pararnos y volver a sonreir. Debes saber que puedes sufrir mil veces por amor, pero que tu corazón será capaz de recuperarse para volver a embarcarse en otra historia. Lo importante es vencer los miedos y como decía el Principito en el libro de Antoine de Saint-Exupéry: “Es una locura odiar a todas las rosas porque una te pinchó. Renunciar a todos tus sueños porque uno de ellos no se realizó”.
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