Im - pre - sio - nan - te. Así, separado por sílabas y bien marcadas. Eso es lo primero que puedo decir después de ver el show en Viña del Mar de Ricky Martin. Está como el vino (ya tiene 42); pasan los años y se pone cada vez mejor. Una puesta en escena impecable - absolutamente en vivo -, con un grupo de músicos excelentes y un ballet que lo acompaña a la perfección. Canciones que abarcan toda su carrera - y así no dejan gusto a poco - , cuatro cambios de vestuario y un manejo de energía ¡más que profesional!
No es necesario que esté bailando y moviéndose durante todo el espectáculo. Solo junto al micrófono, al centro del escenario o bien sentado con algunos de sus músicos, logra una continuidad escénica que se agradece y disfruta.
Lo amo desde que tenía 10 años. Recuerdo que el primer póster que pegué en mi pieza fue uno de él con un traje rojo, en su venida a Viña en el ‘96. Lo fui a ver al Festival en el 2007 y a Mar del Plata en el 2011, y me quedé con la boca abierta después de esas presentaciones tan impecables. Su disco "MÁS" me voló la cabeza, porque se trataba de la versión 3.0 de un Ricky que venía trabajando hacía años y que - perfectamente -, podía caer en la reiteración o la cosa fácil. Pero no, fue como un renacer mucho más maduro y profesional.
Y contrario a lo que muchos puedan pensar, el anuncio de su homosexualidad sólo me hizo reafirmar una cosa: no se necesita ser heterosexual para verse varonil, porque no hay hombre que exude más testosterona que Ricky Martin. Eso no más te digo.
Cantante, actor, papá, pareja, líder de obras benéficas, guapísimo y absolutamente real. Para mí, las tiene todas. Y creo no exagerar. Porque no se trata de un tipo que entró fácilmente al mundo de la música: partió en Menudo cuando era muy pequeño y lo demás fue a puro esfuerzo. En su libro “Yo” cuenta que los papás le tenían restringidos los millones que ganó por esa época, y recién los pudo usar tras cumplir la mayoría de edad. Y como se había cansado de ese mundo de luces quiso irse a estudiar informática. Menos mal que se arrepintió.
Asumo que su voz ha mejorado bastante con los años. No me gustaba mucho en su época de pelo largo y aros, faltaba trabajo todavía. Pero ahora está como quiere, artística y físicamente. Durante la segunda mitad del 2013 lanzó su nuevo single “Come with me”, y hace pocos días anunció su participación en el video “Adrenalina” de Wisin, junto a Jennifer López. No para en absoluto.
En Fucsia amamos a Ricky Martin porque es seco y mino. Por ser consecuente y atreverse, excelente artista (y una como seguidora agradece que no se quede pegado siempre en lo mismo). Si no me creen, fíjense en sus cuentas de Facebook, Twitter e Instagram y maravíllense con cada paso que da y comparte con sus fans. Ídolo total, de esos de verdad.
Foto CC vía Flickr.