por Karilo
Durante una tarde de ocio me puse a reflexionar acerca de lo competitivos que somos como sociedad y la amargura que conlleva la frustración de sentirnos menos que el de al lado. Esto se da en hombres, mujeres y niños. Miro a mi alrededor y para empezar veo hombres compitiendo por el mejor auto, porque tienen una pega donde son "jefes", una mejor esposa e hijos perfectos y pienso ¡puaj! Por otro lado, las mujeres compiten por quién está mas regia, que la otra está gorda, quién viste mejor, tiene el esposo ideal y obvio, también hijos perfectos. Se jactan y ostentan lo que se tiene y lo que no.
Los niños nacen con la presión de ser los mejores, tener las mejores notas en el colegio - mínimo ser destacados -, sobresalir en deportes y ojalá tocar algún instrumento. Y entre más pienso, digo ¡¡OMG!! ¿hasta dónde estamos llegando? Está bien competir, tener sueños, metas y decretar cosas lindas para nuestras vidas, pero cada día nos volvemos mas individualistas y menos cooperadores con el prójimo. Porque se prefiere ver caer a alguien a que te digan que fue promovido en su trabajo o que es exitoso en algún emprendimiento. Facebook, por ejemplo, es tribuna para que la gente publique lo bien que le va en la vida, los viajes que hace y la "buena vida" que se procura, pero no en un afán sano: el objetivo no es otro que "sacar pica".
Nosotras, por otra parte, no valoramos lo que tenemos: pensamos cómo adquirir más, fijándonos sólo en lo que nos falta. Así es como olvidamos disfrutar nuestros pequeños logros y valorar el trabajo que nos ha costado obtenerlos. Sin ir más lejos, cuando hay una junta de ex compañeros del colegio o la universidad, no faltan los que están preocupados del auto que se compro Juanito o la casa que tiene Pepita, de la profesión, de si el marido le pone el gorro, o de si está gooorda. He visto la cara de indignación de algunas al ver a aquellas chicas por las que no han pasado los años y se mantienen regias. ¡¡En fin!! Mi llamado es a disfrutar la vida sin mirar lo que tiene el otro, si no más bien agradecer,valorar y ser FELICES con lo que tenemos. No importa que sea lo mínimo ¡si podemos darnos gustos, qué mejor!, pero sin dejar de lado el compañerismo, el cariño y los sinceros deseos de éxito para nuestros cercanos.
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