Siempre me ha llamado la atención que festejemos los día “de” sin preguntarnos mucho por qué lo hacemos y qué los origina. Es un poco loco saber después que la mayoría de estas fechas - más allá de los motivos comerciales - se conmemoran a raíz de accidentes o tragedias multitudinarias. Y el día de la mujer no es la excepción.
Lo más bizarro de esta fecha en particular es que se le atribuyen varias génesis, pero todas ligadas a la lucha de los derechos femeninos y la igualdad de condiciones frente a los hombres.
Vamos por parte. El primer caso se relaciona con el incendio de una fábrica textil en Nueva York, donde murieron alrededor de 130 mujeres luego de que el dueño cerrara todas las puertas impidiéndoles escapar, hecho que aconteció (supuestamente) un 8 de marzo de 1857. Toda esta historia se enmarca en la lucha de las trabajadoras por mejoras en las condiciones laborales y salariales. Una catástrofe total.
Pero aquel incidente no ocurrió un día 8. Las informaciones que existen al respecto señalan que el incendio en la fábrica “Triangle Shirtwaist Company” ocurrió el 25 de marzo de 1911, pero se ha utilizado como referente a la hora de escoger una fecha que simbolice la ducha por la igualdad de derechos.
Otro caso que pudo incidir en la fecha es la propuesta que hizo Clara Zetkin en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, realizada en agosto de 1910, en Copenhague. En dicha ocasión, la demanda principal era el derecho a sufragio universal para las mujeres, por lo que les pareció correcto proclamar el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora con el fin de promover su lucha por la igualdad.
También se habla de que antes de instaurarse el 8 de marzo, en Estados Unidos se festejaba el Women’s Day el 28 de febrero y en Europa, el 19 de marzo - por primera vez en el año 1911 -, con el fin de compartir con el mundo entero las grandes reivindicaciones femeninas: el derecho a voto, a la ocupación de cargos públicos, a la formación profesional y el derecho al trabajo (sin discriminarnos por nuestro sexo).
Pero, finalmente, hubo un hecho particular que marcó esta jornada: en 1917, un día 8 de marzo, en consecuencia a la escasez de alimentos en Rusia, las mujeres se amotinaron y marcaron el comienzo de la Revolución Rusa. Cayó el Zar y el gobierno provisional que asumió otorgó por primera vez a la mujer el derecho a voto.
Así es, chicas, llegar a tener este “Día de la Mujer” no fue por mera casualidad o por cosas lindas. No festejemos, ni celebremos. No caigamos en el populismo de celebrar únicamente porque sí, tentándonos con el sinfín de ofertas y descuentos que propone el comercio. Conmemoremos, pensemos, reflexionemos acerca de nuestra labor en el mundo y cómo podemos mejorar las condiciones hasta lograr la tan ansiada equidad de género.
Foto CC vía Flickr.