No es algo nuevo decir que a las mujeres nos encanta comprar: amamos internarnos en los centros comerciales y llevarnos a casa lo que más aguante nuestro presupuesto. Nunca son suficientes los zapatos, las chaquetas, los jeans o los accesorios; en nuestro closet jamás sobra nada.
Juntarnos con amigas a vitrinear, es una de las cosas más placenteras para una chica. Nos sentimos libres y dueñas de la moda cuando una prenda se ajusta perfectamente a nuestra figura. Sólo entre nosotras entendemos lo que cuesta encontrar la ropa ideal, no basta con que el jeans cierre (como los hombres piensan), sino que debe acentuar nuestras curvas, ajustarse al grosor de las piernas y por supuesto, levantar la cola.
A diferencia de los hombres, a nosotras no nos basta con tener una mochila que “combine con todo”, las carteras son parte de nuestro look y deben estar acorde con los zapatos que usamos y con algún otro accesorio, por ejemplo, los guantes o la bufanda en invierno.
En cuanto a los accesorios, los aros jamás son suficientes, ni las pulseras y lo mismo pasa con los collares. Es por esto que ir a las tiendas especializadas en alhajas es nuestra verdadera y gran obsesión: los aros son necesarios en todos los colores, tamaños y formas.
Las mujeres reconocemos nuestra obsesión por las compras. No puede pasar mucho tiempo sin que adquiramos una nueva prenda, porque luego comienzan los tormentos por no tener qué ponernos, tomando en cuenta también que salir de compras también nos ayuda a pasar las penas y a distraer la mente.
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