Me declaro culpable de las largas siestas, de dejar todo para último momento, de no terminar la mayoría de las cosas que empiezo. Lo admito, si tuviera que elegir un pecado capital con cual identificarme no hay dudas de que es : la pereza.
Esa necesidad de posponer la alarma del teléfono en la mañana con cinco minutitos más y terminar corriendo para llegar a tiempo a todos lados me pasa la cuenta. Pueden juzgarme por revisar sólo la contratapa de un libro para no tener que leerlo todo y así poder comentar sobre el tema. Tener la procrastinación como filosofía de vida llevando los limites al extremo, generando una adrenalina digna de salto en bungee. Aunque no lo parezca, yo lo atribuyo a un exceso de confianza ya que creo ser una especie de súper heroína que soluciona todo dos minutos antes del deadline. Cuando estudiaba me pasaba lo mismo, pensaba "yo lo sé ¿para que voy a repasar la lección?", y también sufría como testigo falso ante el interrogatorio de los profesores. Mi lema seria al revés, "no hagas hoy lo que puedes hacer mañana".
Cuando de deportes y actividad al aire libre se trata, soy la primera en proponer quedarnos en casa y mejor hacer un asado . Puedo posponer el gimnasio para el mes que viene, hasta que termina el año. Y si accedo, puede ser una caminata o andar en bici, pero nada de esfuerzos máximos como subir un cerro o algo que implique una gota de sudor. Y si pienso en vacaciones, o escapadas de fin de semana, la playa se hizo para tomar sol y dormir la siesta, nada de jugar al voley o pelota paleta. ¡Menos que se te ocurra invitarme a acampar!, porque implica muchos esfuerzos que no estaría dispuesta a realizar. Menos, usar el ingenio y destreza que eso implica.
Si pudiera elegir qué animal ser, escogería uno de esos que pasan el invierno en una cueva, porque si a la pereza le agregamos la estación mas fría del año, significa pasar esos tres meses sufridos envuelta en mantas y durmiendo.
Soy consciente de que el mundo no se detiene y la sociedad cada vez está mas loca y acelerada, es por eso que considero un placer culpable dormir de vez en cuando una siesta de esas que mezclan el día con la noche.
Aunque las responsabilidades del día a día no me dejen ser todo lo perezosa que quisiera, puedo aprovechar cualquier momento para reivindicar este estilo de vida tan sedentario, pero que a miles como yo nos hace felices. Y tú, ¿cuando consideras que el pecado se te fue de las manos?