Conversando con mi hermana sobre la vida y las personas, ambas llegamos a una delirante conclusión: disfrutamos de las discusiones. Sí, suena bastante psicópata, pero es cierto. ¡Ojo!, no me refiero a nuestros conflictos con la pareja, familia o amigos del alma, sino a cuando terceros que nos rodean manifiestan sus "diferencias" (en forma "civilizada", claro).
Sí, porque nuestro grado de psicopatía tampoco da para que gocemos en primera fila cuando se pelean a muerte nuestros cercanos, fatalities incluídos. Pero sí al tratarse de compañeros de curso, conocidos o amigos que se trenzan en discusiones con cuotas de sarcasmo.
Sé que suena bastante freak, pero es cierto. Puede ser por mi gusto por el debate o bien, que hay algo de morbo en ver qué se dicen y cómo reaccionan. Seguir la dinámica de los “dimes y diretes”. Después de todo, ¿quién no tiene a un potencial consumidor de farándula dentro? Sí, reconozcámoslo. Ver conflictos ajenos (y su resolución) es placer culpable de muchas. O al menos mío, lo asumo. ¡Sobre todo cuando se trata de una discusión inteligente y con buenos argumentos! (o geniales salidas).
Ya, es farándula “low profile”, jaja, pero lo cierto es que me entretengo oyendo estos intercambios (sin llegar a los puños o hablar por detrás. Eso es feo y mala clase). Escucho y analizo las posturas que se exponen, muchas veces de manera acalorada. Intento comprender los diversos puntos de vista. Tampoco es que busque o provoque problemas, soy mera espectadora. ¡He ahí la gracia!
Me pasaba el año anterior con mi curso: yo me llevaba bien con todos, pero ellos discutían mucho entre sí y debo admitir, con algo de vergüenza, que tal característica los convertía en un grupo entretenido, lleno de anécdotas y bastante dinámico. Como para un sitcom. Por razones de tiempo y trabajo, este 2014 me cambié a un programa con menor carga académica. Mis nuevos compañeros son más adultos y sin grandes conflictos entre ellos. Planos. Bien, pero ¡los encuentro una lata! Y admito que extraño un poco ver la "teleserie" de mi viejo curso. Aparte, creo que exponer los puntos de vista abiertamente es sano y puede conducir a mejoras en las relaciones, ¿no lo creen?
Ya, sé que estoy completamente demente, pero ¿seré la única a la que le pasa?
Foto CC vía Flickr (palomitasymaiz)