¡Soy una inconformista! No es que me sienta orgullosa al respecto; todo lo contrario, he pasado años preguntándome el por qué.
Aunque todo esté bien, yo siempre estoy "aproblemada" por algo. Cuando era chica, porque tenía que ir al colegio y no llegaban nunca las vacaciones; cuando estaba de vacaciones era porque estaba aburrida en mi casa y quería hacer otra cosa; en la universidad era porque quería que terminara todo luego y así. Siempre hay algo más grande que está sobre mí y que no puedo controlar ni resolver.
El problema es que siento que muchas veces esa manía por estar siempre pensando en lo que quiero y no tengo, me lleva a estados depresivos que pueden durar, incluso, semanas. ¡Es un absurdo!
Cuando lo pienso en forma racional siempre llego a la misma conclusión: “no hay nada malo en mi vida”, pero siempre quiero otra cosa y cuando la consigo, automáticamente cambian mis prioridades y quiero otra. Nunca estoy feliz, siempre hay algo que me lo impide.
En una ocasión fui de vacaciones a Buenos Aires, todo bien. Era un destino soñado: librerías, rica comida, teatro, cine... ¡perfecto!. Sin embargo, no podía estar totalmente feliz, porque cada día que pasaba faltaba menos para volver. Las ganas de no regresar hicieron que los últimos tres días estuvieran “nublados” por varios sentimientos: rabia por no poder quedarme más; angustia, al sentir que nada podía hacer al respecto y pena.
Es como si siempre estuviese en un estado de no aceptación constante de la realidad, aunque ésta sea muy buena. A veces sólo me gustaría disfrutar el momento, pero la verdad es que no. No puedo.
Los domingos son mi día depresivo por excelencia; en vez de pensar que puedo disfrutar haciendo cosas distintas ¿qué hago yo? ¡Deprimirme! porque no quiero que pasen las horas y volver a la rutina del lunes.
He pensado que es un mal aprendido. Recuerdo muchos episodios en los que mi papá le decía a mi mamá: “tú nunca estás conforme con nada”, quizás yo estoy repitiendo actitudes que he visto toda la vida. O, simplemente, hay una especie de dictador dentro de mí que quiere controlarlo todo, y no acepta la influencia de factores externos. Quizás es un poco de ambos, pero creo que tiene que ver con que soy muy idealista y perfeccionista. No admito que nada falle o no sea como yo quiero e imagino que debe ser.
¿Hay alguna psicóloga que me pueda ayudar?
Imagen CC Rachel Sian