Podríamos llamarle , "piel de gallina" o "apretón de guata", pero díganme si no es cierto que cuando una canción nos recuerda un momento, "ese momento", nos da lo mismo reírnos solas. Si vamos con nuestros audífonos por la calle, nos quedan mirando ¿y que?. O, si vamos en el auto, somos capaces de gritarla, porque nos hace recordar un momento memorable.
Los recuerdos se canalizan en esas noches de diversión con las amigas, cuando hacíamos de una canción un himno. En mis tiempos de Universidad, escuchábamos a Calamaro y "cantábamos con el alma"; un momento de amor, la canción del primer beso; la banda sonora de un amor fulminante o el temón de un gran concierto (Cerati, Robbie Williams, Madonna, Bon Jovi, por ejemplo).
La música tiene el poder de teletransportarnos; seriamos nada sin ella, sin melodía.
Pero, ¿qué hace que aparezcan "los recuerdos" junto a sus acordes?.
Estudiando a un grupo de sujetos que escuchaban música, un investigador de la Universidad de California en Davis, cree tener la respuesta: la región del cerebro donde son almacenados y "leídos" los recuerdos de nuestro pasado, sirve también como un centro de interconexión que enlaza la música que nos resulte familiar con recuerdos y emociones.
Una pieza musical que nos resulte familiar sirve como banda sonora para una película mental que comienza a ser proyectada en nuestra cabeza. Evoca recuerdos de alguien o algún lugar particular, y de repente vemos la cara de esa persona en nuestra mente. Ahora, con los resultados del nuevo estudio, resulta clara la asociación entre esas dos cosas: la música y los recuerdos.
Nada es casual, es normal que asociemos a un recuerdo una canción.
¿Cuál es el playlist o la canción de tu vida?.
Imagen CC vía Flickr (Xanetia)