Vivo sola hace 6 años y una de las metas que me propuse al llegar a la capital fue “siempre tendré limpio mi hogar”. Sin embargo, a pasado el tiempo y he llegado a niveles un poco exagerados.
Debo aclarar que decidí ser TAN limpia porque sabía que de esta manera iba a poder ahorrar tiempo, ya que si me dedicaba un día a la semana a limpiar de forma profunda podría ocupar mis ratos libres para mis estudios o flojear.
Sin embargo, con el paso del tiempo mi amistad con el paño amarillo, la aspiradora y los productos de limpieza fue “in crescendo”… A veces no tenía nada que hacer y aprovechaba de repasar la ducha, limpiar los guardapolvos (que como son blancos se ensucian a menudo) o incluso sacar el sifón del baño o la cocina y con arcadas limpiar ese extraño submundo de las cañerías y su suciedad característica (por sus colores feos y aspectos vomitivos).
De esta forma, en vez de procrastinar (como todos los mortales) prefiero limpiar, preocuparme de ciertas manías domésticas, buscar por internet consejos de aseo o incluso pasar un rato en el pasillo de productos de limpieza en el supermercado.
Soy consciente de esta locura que tengo porque me lo han hecho notar mis amigos y mi familia, pero mientras siga teniendo tiempo para mis estudios, pasarla bien y mantener todo organizado, seguiré así.
¿Y cómo son ustedes respecto a la limpieza?
Imagen CC Sasa Pahic Szabo