Cuesta aceptar que una relación terminó, especialmente si el quiebre fue abrupto. Si ni siquiera en nuestras peores pesadillas se nos cruzó por la mente que lo que para nosotras era bello y de ensueño, pudiese tener un final. Por lo mismo, en dichas situaciones, me ha tocado consolar a amigas que se auto-engañan, convenciéndose con vehemencia que “ese gatito volverá”. Sin embargo, aquella tenue esperanza puede transformarse en una verdadera “piedra de tope”, que nos impide asumir de una vez por todas lo ocurrido, vivir el duelo y luego, avanzar.
Ojo, que en estas circunstancias nuestro “yo interno” realiza un trabajo de joyería - con una eficacia que ya quisiera el mejor de los vendedores - para aplacar el dolor de un corazón roto, convenciéndolo de que "hay esperanza". Cuando la verdad - cruel y dura, pero necesaria - es que no hay vuelta atrás y tarde o temprano lo tendremos que aceptar. Por eso, aquí les dejo las clásicas mentiras con que solemos consolarnos, para así estar alerta y no traicionarnos a nosotras mismas. ¡Tomen nota!
1. “Podemos solucionarlo”. Reconozcámoslo: sabemos cuando una relación está llegando a un punto de no retorno, aún si no lo queremos aceptar. Por lo tanto, ningún quiebre - con una mano en el corazón - nos resulta tan sorpresivo. Por eso, decirnos que “se puede arreglar” cuando fue él quien finiquitó el asunto, es una mentira del porte del Titanic. Asumámoslo: se terminó. A nadie le es sencillo tomar la determinación de romper un compromiso que le significó muchas ilusiones, tiempo y sentimientos. Por lo tanto, ten presente que si él lo hizo y no te ha buscado, es porque ya lo pensó lo suficiente.
2. “Él me va a buscar”. Se aplica el punto anterior. Nadie toma la decisión de romper por una rabieta momentánea y luego se arrepiente (si es así, hay que revisar la relación, pues hay problemas de madurez). Toma tiempo pensarlo, implica un proceso doloroso, de ponderar qué aspectos de la relación son insalvables. Cuando él ya te comunica su decisión, ten por seguro que le ha dado mil vueltas. Por lo mismo, es difícil que mágicamente descubra que ha estado en un equívoco. Y si pasa, también resulta injusto que estés sentada esperándolo.
3. “Él será feliz con otra y yo estaré sola. Envejeceré criando gatos”. Ok, mucha teleserie mexicana por estos lares. Está bien, hoy estás sufriendo y te sientes terrible. Seguramente él también se siente igual, ya que tras romper una relación en que hubo amor y sueños comunes, ambos quedan muy vulnerables. Eso no significa que durará para siempre. Tomará tiempo, sin duda y te costará varias lágrimas, pero sanará. Y sí, probablemente él sea feliz con alguien más, ¡pero tú también puedes serlo! Claro, nunca hallarás a alguien como él (porque todos somos únicos e irrepetibles), pero sí a otro distinto, que a su modo, sabrá hacerte sentir maravillosas cosas nuevas. ¡No cierres tu corazón!
4. “No podré soportar tanta pena”. Sí, amiga, podrás. Sabemos que éste es probablemente uno de los momentos más duros de tu vida: estás de duelo. Claro, porque una ruptura implica la “pérdida” de esa persona que tan importante fue para ti. Ya no está más en tu vida. Y llorarás mucho, no voy a mentirte. Habrán días negros. Pero por mucho que llueva, siempre sale el sol, aunque suene cliché. De a poco dolerá menos y volverás a levantarte. Y, cuando eso sea, probablemente encuentres el amor otra vez. Ahora todo esto te parece lejano y prácticamente un cuento, pero créeme que algún día recordarás estos momentos ya sin tanto sufrimiento, sino como una valiosa experiencia. Guarda lo bueno en tu corazon y continúa. Porque, como dice mi muy querida amiga Pily, “la única derrota es no seguir luchando”.
Así es que ya sabes, no te engañes y comienza el proceso de sanación ¡hoy mismo! Porque nadie muere de amor y lo que no te mata, te hace más fuerte. ¡Entonces, dale con todo! Verás como, antes de lo que piensas, volverás a sonreír.
Foto CC vía Flickr (Prathima Pingali)