Corría el año 2003 cuando se anunció la “gripe asiática” como una peligrosa pandemia. La psicosis se apoderó de nuestras calles y la venta de alcohol gel se disparó. En el metro, mirábamos desconfiados a nuestros compañeros de viaje, temiendo que fuesen a contagiarnos. Reconozcámoslo: la también llamada influenza aviar se transformó en la bestia negra de turno y la responsable de un par de noches de desvelos, al menos en mi caso.
Sí, porque en aquel tiempo mi hermoso hijo era un pequeñito de apenas un par de meses, que había sorteado con éxito el temido virus sincicial respiratorio (VSR), el cual adquirió - para mi espanto - durante un “control niño sano". Afortunadamente no requirió ser hospitalizado, pero sí quedó muy vulnerable a cualquiera de los “bichos” de invierno, catálogo que YA era bastante amplio. Entonces, comprenderán que para mí no era gracia repetir la pesadilla de tenerlo en observación
Así es como un día leí en un popular matutino una nota sobre las bondades del propóleo. Planteaba que este suplemento alimenticio era la solución natural a la temida gripe aviar. ¡Qué me dijeron a mí! Partí a comprarlo con zapatillas de clavos. Y el resultado fue inmejorable. Sí, porque aunque este nuevo virus no se masificó en nuestro territorio, mi niño no padeció los embates del invierno, permaneciendo sano y fuerte todo el año, pese a que - según el doctor - el VSR dejó sus pulmones “cacharrientos”. Desde entonces, soy la fan número uno del propóleo y lo recomiendo calurosamente a todas mis amistades.
Resulta que esta mezcla resinosa obtenida por las abejas de las yemas de los árboles para la posterior fabricación de su colmena es un excelente antibiótico natural, además de ser un poderoso protector del sistema inmune. De hecho, estos sabios bichitos lo utilizan en la construcción de su “hogar” justamente por eso: refuerza su estructura, reduciendo las vibraciones y haciéndola más defendible, previniendo además las enfermedades y parásitos. En los humanos, además de combatir las bacterias nocivas, el propóleo es un efectivo tratamiento para el herpes, por sus propiedades antisépticas y fungicidas. Y, aunque el NIH (National Institute of Health) señala no tener evidencia sobre su efectividad en el fortalecimiento de nuestras defensas o el alivio de resfríos, lo cierto es que yo estoy fascinada con sus resultados y les garantizo por mi experiencia que es 100 por ciento eficaz. Además del caso de mi hijo, lo vi en mi viejita, que en 2012 sufrió una grave neumonía, pero al año siguiente (2013) estuvo tiqui taca gracias a este tónico maravilloso.
El propóleo lo encuentras en todas las farmacias, a un precio bastante módico (la mayoría no supera los $3000). Lo puedes hallar combinado con otras magníficas dádivas de la naturaleza, como son la vitamina C y rosa mosqueta, en distintas presentaciones: jarabe, spray, píldoras o caramelos. Lo más importante no es cuál escojas, sino que seas constante en su ingesta: debes consumirlo todo el año para obtener resultados favorables, aún en verano o cuando no estés enferma. ¡Es maravilloso, chicas! Recordarán este post. (Ojo, si eres alérgica a la miel de abeja, consulta antes con tu doctor)
Y ustedes, ¿se animan a vivir un invierno ilimitado?
Foto CC vía Flickr (Calafellvalo)