Siempre es bonito tener una relación cercana con nuestra mamá, pues quién mejor que ella (que nos conoce tan bien), para darnos consejos de mujer a mujer. Con los años, las cosas que he comenzado a tener en común con la mía son muchas. Es una relación distinta y muy linda. Luego de casarme y de vivir en mi propio hogar compartimos muchos temas, sobre todo domésticos. Después de todo, ¿quién no ha llamado a su mamá para preguntarle cómo hacer los porotos o el guiso de zapallo italiano? Debo reconocer que, después de casi cinco años viviendo con mi marido, aún hay preparaciones que se me olvidan y vuelvo a llamar a mi madre para que me entregue sus tips de cocina.
La experiencia como dueña de casa sólo se obtiene con los años. Porque aunque una mujer tenga su carrera o su trabajo, nunca deja esta labor de lado. Por eso, cuando tengo cualquier duda siempre acudo a ella. Por ejemplo, para sacar una mancha en la ropa, en especial si se trata de alguna prenda de mi marido, donde la suciedad es casi imposible de quitar. La verdad es que un buen consejo nunca está demás cuando nos enfrentamos a este tipo de detalles domésticos.
Por esto y por muchas cosas más, con mi mamá siempre hablamos largo rato por teléfono. Nunca nos falta qué decir. Generalmente, conversamos sobre algo relacionado con la casa, comentamos alguna prenda que compramos o pensamos comprar, o bien, surge algún tema familiar o de amistad. Y esto se debe a que coincidimos en muchas cosas. Por ejemplo, nuestra talla de pantalón y blusa es igual, usamos el mismo tono para tinturarnos el pelo y además, tenemos amistades en común (algo inusual: se trata de un grupo de amigos 10 años menores que mis papás y 10 años mayores que mi marido y yo). ¡En fin!, son varios los detalles que compartimos en nuestra vida cotidiana, por ello siempre tenemos de qué hablar.
En este sentido, algo que me encanta compartir con mi mamá son las idas a la playa. Me fascina tomar sol y quedar bien bronceada, por eso en el verano acostumbramos hacer esta actividad juntas. Sobre todo, porque vivimos cerca del mar y tenemos la fortuna de visitar la costa cuando lo deseemos. Es un panorama entretenido y de bajo costo, además del escenario perfecto para una tarde de conversación.
Al respecto, la relación que llevamos es de mucha ayuda cuando busco qué regalarle, ya sea en su cumpleaños, en Navidad o para el Día de la Madre. La vestimenta es fácil, sólo debe quedarme bien a mí y sé que estará perfecta para ella. Asimismo, como toda mujer, mi mamá disfruta mucho de los artículos de maquillaje y perfumería, en especial si se trata de cremas. Pero lo que realmente me entrega pistas para comprarle un obsequio son sus comentarios, porque de modo subliminal siempre sabe cómo indicarme qué desea como regalo. Una capacidad que sólo las mujeres poseemos y que ella utiliza muy bien.
Y ustedes, ¿qué relación cultivan con sus madres?