Debo creer que a nadie le gustan las moscas: son unos seres molestos y asquerosos que revolotean por nuestra comida, o se instalan - cual invitadas - en el living de la casa y por más que las echamos, se niegan a dejarnos en paz. Pero mi rollo con ellas va un poco más lejos. Estos insectos me trastornan, el asco desmedido que les tengo me vuelve loca y, muchas veces, me ha llevado a quedar en ridículo.
Me explico, cuando andan volando sin pararse en las cosas, me dan asco, pero lo controlo. Cuando se paran en la comida, ya me empiezo a alterar. No entiendo como los demás, las echan con la mano e indiferentes siguen comiendo. Yo no puedo hacer eso. Asumo como propia la misión de impedir a toda costa que las moscas se paren en mi comida o en la de cualquiera. Y ahí estoy, aunque esté de visita, espantándolas con la servilleta. Si por alguna razón llegan a tocar la comida, separo la parte donde se paró la mosca para que nadie se la coma. Todo esto, ante la cruel indiferencia de los demás.
Ahora, hay dos situaciones en que me descontrolo. Cuando una mosca en proceso de morir, gira en el suelo haciendo ese ruidito característico, me pongo helada. Se me pone la piel de gallina. Quiero sacarla para dejar de oírla pero no puedo, el asco impide acercarme. Generalmente intento pedir ayuda, pero los demás creen que es berrinche y rara vez alguien me ayuda.
La otra situación que me descontrola, es cuando estas asquerosas andan como “atontadas”, se paran en la comida y aunque las eches, no quieren salir. Se quedan ahí, moviendo las alitas y negándose a volar. ¡Puaj! Eso me altera a tal punto, que no puedo evitar salir corriendo y gritando desesperada. Me convierto en el centro de la risa para mis amigos, hermanos y ahora, ¡hasta mi hijo! que luego de verme espantada por una mosca parada en el pan, no pierde ocasión de decirme: “mira mamá: una mosca” y se queda muerto de la risa esperando mi triste reacción.
Sin ir más lejos, estoy segura de que se reirían si pudieran ver la expresión de mi rostro mientras escribo esto, con la guata apretada y la sonrisa de asco dibujada en mi cara.
Y a ustedes, ¿hay algo que les provoque un asco tan "de loca"?
Foto vía CHIMI FOTOS