"¡En dos minutos con 45 segundos debo irme / llamar a mi jefe / encender el computador para trabajar! ¡Tengo demasiado que hacer!" Y así comienzan a darnos una cátedra de su mundo laboral, mientras lo que nosotras queremos sólo es regalonear o salir a dar una vuelta para despejarnos.
Estos son los hombres ‘cuadrados’ que todo - ¡pero todo! - lo calculan y se la pasan hablando de sus importantes labores en la empresa a la que prestan servicios. Prototipo que, por cierto, ¡no va para nada conmigo y mi forma de ser más libre y sin tantos esquemas!
¿Qué pueden hacer ustedes, amigas, si les toca uno o ya están completamente enamoradas de estos personajes? Sólo puedo decirles que se armen ¡de kilos de paciencia!, ya que es extremadamente difícil que cambien, pero si los quieren de verdad pueden tomar algunas medidas para que la situación sea más llevadera.
Cuando comiencen con sus charlas ¡utilicen sus encantos femeninos para distraerlos! ¡Sí, y adicionando mucha dulzura! Porque entregarles amor es primordial para que se sientan en total confianza a nuestro lado y que así, podamos exponerles de muy buena forma las cosas que nos molestan de manera que entiendan. Verán cómo de a poco nos abrirán su corazón y comprenderán que ellos también requieren un relajo. ¡Si no somos máquinas, pues! Y que nosotras precisamos atención, cariño y no pasar encerradas oyendo respecto a su reunión del día, el proyecto que presentaron o las negociaciones para un aumento, porque ¡ojo! podrían perdernos y si nos aman jamás nos dejarán.
Está bien que nos confíen sus preocupaciones laborales - porque obvio, también nos interesan ¡y mucho! - , pero que no sea el único tema entre nosotros. Ojalá saquen a relucir ese lado adorable con el cual nos conquistaron y cuando estemos juntos, se desenchufen de la pega. ¡Pero chiquillos, de verdad! Hay vida más allá de la oficina, ¡y si quieren, los ayudamos a descubrirla!
Imagen CC Ed Yourdon