por Paz Medresaval
¡Ahh! Estar soltera y sin compromiso para muchas es ideal. Eres independiente y puedes hacer lo que quieras de la vida, agarrar tus cosas y mandarte a cambiar en un viaje místico y espiritual (siempre y cuando no dejes botado tu trabajo/universidad/colegio),cortarte el pelo como Miley Cyrus o andar toda desastrada por la vida (onda indigente style) sin tener que rendirle cuentas a nadie; sin un ser que te controle ni te dé su aprobación. Eres dueña de tu vida y no la compartes. Suena perfecto, ¿no? La mala noticia es que el ser humano tiene la necesidad de suplir la soledad, es por eso que necesita amar y ser amado. Nuestro estado natural es en pareja.
He ahí mi dilema: nunca he pololeado y no me ha hecho falta. De repente me acuerdo y me siento mal, me digo que terminaré sola, -rodeada de gatos- y abandonada. Todas mis amigas buscan pololo y sufren largamente por sus amores posibles o imposibles, a mi parecer es ridículo desvivirse por una mirada y no comprendo la felicidad que puede causar un “Hola” en whatsapp de “esa” persona. A veces pienso que no he pololeado porque soy poco agraciada, poco simpática, pero luego recuerdo y me digo a mí misma : “ ¿Y ese niño rubio, vecino de tu mejor amiga, que te dijo que le gustabas? ¿Te acuerdas de qué le dijiste tú? ¡Sí!, ¿cierto? Dijiste: jajaja que bacán. Así, simple y corto. Resultado: dejaron de hablar”. Y sigo con mi mea culpa, recordando todas las oportunidades que he desperdiciado en mi vida.
El problema es que a veces, cuando llega el invierno, siento la necesidad de tener a alguien a quien besar bajo la lluvia y en otoño, quiero pisar las hojas secas de la mano de alguien, pero después, cuando llega mi oportunidad, no sé cómo actuar. Cuestiono mil veces todo: “que dirá Juanita (mi mejor amiga) sobre él”; “En verdad no tenemos mucho en común, ¿De que vamos a hablar?”, miles de preguntas asaltan mi mente. Al final me asusto y opto por ignorar a esa persona hasta que se aburra de mí. Tengo miedo a enamorarme, a tener relaciones que pasen más allá de un beso o que quien llegue no sea realmente el indicado.
Como sea, siempre he pensado que escribir me sirve de catarsis: las mejores reflexiones llegan a mí luego de plasmar el problema en papel (en este caso, en un word). Lo que debo hacer es buscar, buscar hasta encontrar a ese alguien que me haga perder el miedo y me obligue a romper todos mis esquemas, porque sentada en mi zona de confianza nunca lograré nada. A todas ustedes que pasan por algo parecido, las invito a que sigan mi consejo: arriésguense aunque sea sólo por probar algo nuevo. De todas formas, si tienen a algún amigo soltero les dejo mi número: +569-9521xxxx ¡Que no se diga que no lo intenté! jajajaja.
Imagen CC Luna Graciela
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