A veces, todo en nuestra cotidianeidad se vuelve gris. Es como si una ola oscura nos tapara y dejara sin aire. Nos levantamos desganados, todo parece un problema, nos incomoda tener que subir al metro, hablar con alguien, ver gente, la universidad, el trabajo, saber que tenemos una lista que parece interminable de deberes, en fin.
Todo eso provoca un mal corriente llamado“estrés”, un feeling que todos conocemos muy bien, pero quizás no por definición: "El término estrés proviene de la física y la arquitectura. Se refiere a la fuerza que se aplica a un objeto, que puede deformarlo o romperlo. En la psicología, estrés suele hacer referencia a ciertos acontecimientos en los cuáles nos encontramos con situaciones que implican demandas fuertes para el individuo, que pueden agotar sus recursos de afrontamiento”.Lo anterior también acarrea otro mal: la ansiedad, esa maldita forma de vida que es capaz de carcomer desde tus hábitos a tus momentos de tranquilidad. La ansiedad se basa en ese miedo de obtener resultados negativos en las cosas que te propones y viene mal acompañada por la preocupación excesiva.
¿Quién no ha dicho que se siente estresado alguna vez?. Como muchos especialistas comentan, reconocer que se tiene un problema puede ser el paso más difícil pero quizás el más significativo para darle solución. Si vivimos en evasión es muy difícil que podamos disfrutar algo.
Hay formas para evitar que el estrés y la ansiedad nos dominen. Son cosas sencillas y tienen que ver con operar bajo las siguientes reglas:
1. Organización previa a todo lo que debemos planificar en nuestros días.
2. Alimentarse bien, sin saltarse ninguna comida.
3. Descansar: nadie, pero absolutamente nadie es tan máquina para no necesitar darle un respiro a la mente. El que no descansa, por ningún motivo podrá gozar de una vida equilibrada.
4. Autoestima: cuando logras algo, ¿cuántas veces te recompensas por ello?
5. Dejar de lado la rutina y elegir alguna actividad extra para poder darle distracción a la mente.
6.No depender de pastillas. Hay que aprender a sujetarse de la felicidad, la autocomplacencia, las cosas ricas de la vida.
7. Respira.
8. Plantea en tu vida lo realmente importante. Hazte la pregunta de si la base de tu preocupación vale la pena o no. Hay cosas que no debieran ser una piedra en tu camino.
9. Tener los pies sobre la tierra.
10. ¿Cómo son tus relaciones con los demás? el cómo vives tus lazos afectivos (lo sean o no) también influye en que tu mente cree situaciones de estrés. Por eso, es fundamental plantearse el grado de importancia de las cosas.
Si somos conscientes, podemos vivir mejor.
Foto vía Ramirez de Gea