Tocan el timbre: es un joven con un tremendo ramo de flores. Tu corazón late. La dirección es correcta, pero ese ramo hermoso no es para ti, sino para tu compañera de labores. La desilusión ocupa unos segundos tu ánimo, pero pronto fluye la frase: “qué bonito gesto”. Y es que esas pequeñas cosas a veces nos cambian la vida. Un detalle en el momento correcto puede marcar la diferencia.
Sea que venga del marido, del novio, del amigo que lo intenta o de algún desconocido, esas gentilezas que los demás tienen hacia nosotras son —a veces— la cosa más linda que nos puede pasar. Quizás no hemos recibido flores, pero existen otras dulzuras de las que sí hemos sido parte, como que te regalen chocolates, te entreguen el abrigo cuando hace frío, te extiendan la mano al bajar de la micro, esos desayunos el domingo, un mensaje cariñoso en Facebook, un “buenos días” por mensaje de texto o cosas más elaboradas como una cena, un viaje, un picnic o un regalo que nos encante como un libro o un perfume.
Acostumbramos pensar que estas cosas son parte de la conquista, pero no siempre debe ser así: nuestros padres tienen gestos tiernos con nosotras, los amigos cuando recuerdan algo que nos gusta y nos lo compran, o esas veces en que a ellos les dan algo y te guardan un pedazo. La vida está llena de detalles que dejamos pasar como si fuesen algo normal, pero no; detrás de toda buena acción hay una intención. Como por ejemplo, que te esperen para almorzar de modo que no lo hagas sola, que vengan por ti al trabajo para cuidarte, que la loza este limpia cuando llegues o que ese día horrendo termine con un hermoso atardecer que te cambie el genio.
Es increíble lo especial que nos sentimos cuando algo así ocurre. Piensa en esas cosas que te hacen feliz, detalles simples. ¿Qué tal si lo hacemos a la inversa? ¿Y si nos disponemos a ser nosotras quienes ofrezcamos gestos imborrables? No importa a quien, si te nace ¡hazlo! Comparte una canción, deja un mensaje, prepara algo rico, regala sonrisas y da las gracias.
Seamos de aquellas que con pequeñas cosas increíbles marcan grandes diferencias. ¿Te atreves?
Imagen CC Nicholas Erwin