¡Qué recuerdos me trae el barrio universitario! Dan ganas de volver.
Uno de estos días tuve que ir a hacer un trámite al metro República. Más tarde me juntaría con una amiga en ese sector, por lo que no tenía sentido devolverme a casa. Entonces miré a alrededor y se me vinieron todos los recuerdos de la época hermosa que viví cuando estudiaba. ¡Cómo olvidar esos tiempos en que cada día era una verdadera aventura!
Decidí volver al pasado por unas horas y me puse a recorrer todas esas calles con gran nostalgia. Todavía está esa casita de dos pisos que adoraba, donde arrendé una pieza mientras estudiaba. Recordé los inolvidables carretes en ese lugar (y que al otro día los vecinos querían colgarme, cof cof). En fin, ¿qué más daba?Lo comido y lo bailado ningún reclamo me lo iba a quitar.
Lo que más me gustaba era tener mi pieza en el segundo piso, donde había una ventana muy pequeña, como una buhardilla. ¡Podía llenar el lugar con póster de mis actores favoritos y cantar con toda el alma, que era lo que más me gustaba!.
Algo muy entretenido que recuerdo es que en la madrugada - conmigo en estado zombie tras haberme dormido muy tarde -, justo abajo, en la entrada, algunas personas solían conversar en alto volumen a las 7 AM. Ahí afloraba mi lado travieso: no hallaba cosa mejor que ¡tomar un jarro de agua y tirárselos en la cabeza! ¡Se imaginarán todo lo que me decían!, pero al final se iban - que era mi propósito - y podía continuar plácidamente durmiendo. ¡Cómo dormía en esa casa, era sensacional!
Luego llegué a la plaza Manuel Rodríguez, donde se me vinieron los recuerdos más románticos, ya que pasaba gran parte de mi tiempo en ese lugar junto con mi ex pololo Carlos, a quien amé con toda el alma. ¡Lejos mi relación más hermosa! Por ahí está el conocido motel Sol y Luna, bastante bueno, donde nos solíamos perdernos por algunas horas ¡Las promociones eran ideales para los universitarios!
Siguiendo con mi recorrido, pasé por muchos pubs, que ya no eran los mismos y algunos ya ni estaban. Pero la onda era igual: las infaltables “chelitas”, la música, el carrete y los borrachos jugosos molestando a las chiquillas. Así recordé esas tardes cuando después de clases nos íbamos con mis compañeros a despejar la mente ¡era para después poder estudiar mejor! Jaja, nunca fue.
Hasta que llegué a mi universidad. Está un tanto cambiada, pero el lugar en sí sigue siendo el mismo. Nostalgia y alegría al mismo tiempo, esa fue mi sensación. Estaba ahí, donde pasé por tantas cosas: penas, alegrías, logros, fracasos. Un tiempo que extraño mucho y que siempre estará en mi mente.
¡Es muy lindo repasar esa época por unas horas! Cuando puedan, amigas, les recomiendo totalmente que vayan a darse una vuelta a sus Ues, ya que se darán cuenta de que aún con el paso del tiempo, esos recuerdos continúan siempre latentes en su corazón. Revivirán cómo hasta un simple juego con sus compañeros las podía hacer inmensamente felices, en aquellos tiempos en que el ritmo y las preocupaciones de la vida adulta eran algo aún lejano.
Imagen CC Dodo