A veces, tenemos una extraña sensación que nos oprime el pecho y nos hace sentir ansiosas, agobiadas y expectantes. El corazón se acelera y las manos se tornan sudorosas. Ojo, no es exactamente una crisis de angustia o pánico. Es como si algo - bueno o malo - se aproximara. Casi la certeza de que un suceso relevante está ad portas, “a la vuelta de la esquina”.
Sin duda, todas hemos experimentado lo que solemos denominar como “un extraño presentimiento”. Éste puede generar sensaciones de temor o expectación ante un hecho concreto o abstracto, pero que nos parece inminente. No obstante, ¿es efectivo que algo sustancial en nuestra vida está a punto de ocurrir?
Hay registros históricos de personas que anticiparon tragedias con tintes realmente catastróficos. Es el caso de algunos pasajeros del Titanic que - por una extraña sensación en su interior - declinaron realizar el viaje, decisión con la cual salvaron sus vidas. Asimismo, en algunas tragedias aéreas acaecidas también salen a relucir casos que desistieron de abordar los vuelos, sin explicación lógica o racional para ello.
Aún con estos raros casos de presentimientos ciertamente efectivos, considero algo descabellado dejar botado un proyecto importante sólo por la sensación de que “algo no saldrá bien”. Es fácil confundir una premonición con el temor a lo nuevo, a lo desconocido. Ese que es nefasto, porque nos paraliza y nos impide surgir. Al revés, cuando sentimos que nos pasará algo “asombroso”, cuyos efectos en nuestra vida serán “increíbles”, como ganarnos un pozo millonario, no necesariamente significa que debamos ir y jugar todos los cartones disponibles, ya que puede deberse a las ansias que tenemos de que algo así suceda.
Sin embargo, aún cuando debamos actuar con cierta lógica ante este tipo de sensaciones, también es favorable prestarles atención y no desestimarlas. Principalmente, porque las “corazonadas” pueden ser también la forma en que nuestro cerebro interpreta ciertas señales “no verbales” que nos preparan para un acontecimiento. Por ejemplo, si temes que tu novio sea infiel o vaya a dejarte, puede ser por la forma en que tu cerebro decodifica ciertas “actitudes corporales” suyas que evidencian lo que le pasa. ¡Y en eso sí es preciso "escucharse", aunque sin caer en la paranoia. Lo principal para actuar de manera adecuada es calmarse, respirar hondo y pensar en frío sobre cuál es el origen de tu inquietud.
Y tú, ¿has tenido algún presagio que se haya cumplido? ¡Cuéntanos tu experiencia!
Imagen CC Valerie Everett